Tomo I, Sección V
El ser interno tiene su propio tiempo, algunas veces es despacio y otras veces más rápido que el físico.
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El individuo no está limitado al cuerpo físico – es solamente la consciencia externa la que siente eso. Tan pronto como uno se recobra de este sentimiento de limitación, uno puede sentir primero la consciencia interna que está conectada con el cuerpo, pero no le pertenece, después los planos de consciencia sobre el cuerpo, también una consciencia alrededor del cuerpo, pero que forma parte de uno mismo, parte del ser individual, a través de la cual uno está en contacto con las fuerzas cósmicas y con otros seres. Y lo último es lo que yo llamo la consciencia ambiental.
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Cada hombre tiene su propia consciencia personal atrincherada y firme en su cuerpo y se pone en contacto con su medio y circunstancias que lo rodean, solamente a través de su cuerpo, de sus sentidos y de la mente usando los sentidos.
Sin embargo, todo el tiempo, las fuerzas universales están fluyendo en él sin que él lo sepa. Él es consciente solamente de los pensamientos, los sentimientos, etc. que se levantan en la superficie y que toma por propios. Realmente ellos llegan del exterior en olas mentales, olas vitales, olas de sentimientos y sensaciones, etc. y toman una forma particular en él, levantándose en la superficie después que ellos han llegado adentro.
Pero ellos no entran en su cuerpo al momento o inmediatamente. Él lleva con él una consciencia ambiental (llamada por los teósofos el aura) en la que ellos primero entran. Si usted puede llegar a ser consciente de este yo ambiental de usted, entonces usted puede atrapar el pensamiento, la pasión, las sugerencias o fuerzas de enfermedad y prevenir que ellos entren en usted. Si las cosas se apartan de usted, ellas no se van del todo, sino que se refugian en la atmósfera ambiental y de ahí ellas tratan de entrar otra vez. O ellas se van afuera, a una distancia persistiendo en una región remota y esperando hasta tener una oportunidad e intentar la entrada otra vez.
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La ambiental no es el mundo – es una cosa individual.
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Ellos [el subconsciente y la consciencia ambiental] son dos cosas completamente diferentes. Lo que está almacenado en el subconsciente – impresiones y memorias, se levanta de ahí en las partes conscientes. En la ambiental las cosas no están almacenadas y fijas, aun cuando ellas están allí moviéndose. Ella está llena de movimiento y es un campo de vibraciones o pasajes de fuerzas.
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Ella [la consciencia ambiental] puede llegar a ser silente cuando hay amplitud. Uno puede llegar a ser consciente de ella y lidiar con lo que pasa a través de ella. Un hombre sin ella estaría sin el contacto con el resto del mundo.
III
La consciencia en el individuo se amplía ella misma en la consciencia cósmica fuera de él y puede tener cualquier clase de trato con ella, penetrarla, saber sus movimientos, actuar en ella, o recibir de ella, inclusive llegar a ser conmensurable y contenerla, lo que quiere decir en el lenguaje de los antiguos yoguis el tener el Brahmanda dentro de ti.
La consciencia cósmica es la del universo, la del espíritu cósmico y la Naturaleza cósmica con todos los seres y fuerzas en ella. Todo lo que puede ser consciente como un todo como lo es el individuo por separado, aunque en diferentes formas. La consciencia del individuo es parte de esto, pero una parte que se siente ella misma como un ser separado. Sin embargo, todo el tiempo, casi todo lo que él es, llega a él de la consciencia cósmica. Pero hay una pared de ignorancia entre eso y la consciencia individual que los separa. Una vez que esa pared se destruya, él llega a ser consciente del Yo cósmico, de la consciencia de la Naturaleza cósmica, de las fuerzas que juegan en ella, etc. Él siente todo eso como ahora él siente las cosas físicas y los impactos. Él encuentra que todo es uno con su yo libre o universal.
Hay una mente, un vital y una Naturaleza física universal, y es de las fuerzas y los movimientos de esa selección que la mente, el vital y el físico individuales están hechos. El alma llega de más allá de esta naturaleza de mente, vida y cuerpo. Ella pertenece a lo trascendente, y es por eso que nosotros podemos conectarnos y abrirnos con esa Naturaleza superior del más allá.
El Divino es siempre el Uno que es el Múltiple. El espíritu individual es parte del lado "Múltiple" del Uno, y el ser psíquico es lo que él proyecta para evolucionar aquí en la naturaleza-tierra. En la liberación el yo individual se realiza a si mismo como el Uno (que todavía es el Múltiple). El puede sumergirse en el Uno y unirse o esconderse el mismo en lo más íntimo de su corazón – ese es el laya del Adwaita; él puede sentir su unidad y todavía ser parte del Múltiple lo que es el Uno disfrutando el Divino, que es la liberación Dwaitadwaita; el puede poner su fuerza en su aspecto Múltiple y ser poseído por el Divino, el Visishtadwaita o ir a jugar con Krishna en el eterno Vrindavan, la liberación Dwaita. O él puede inclusive ser liberado, permanecer en el Lila o manifestación o descender en ella como frecuentemente lo hace cuando quiere. El Divino no está limitado por las filosofías humanas – él es libre en su juego y libre en su esencia.
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No hay diferencia entre los términos "universal" y "cósmico" excepto que el "universal" puede ser usado en una forma más libre que el "cósmico". Universal puede significar "del universo" y cósmico en sentido general. Pero puede también significar "común a todo", ejemplo, "Esta es una debilidad universal" – pero usted no puede decir "Esta es una debilidad cósmica".
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1. La consciencia espiritual es en la que nosotros entramos cuando estamos consciente del Yo, del Espíritu y del Divino y somos capaz de ver en todas las cosas su realidad esencial, el juego de las fuerzas y el fenómeno como el producto de esa Realidad esencial.
2. La consciencia cósmica es esa en la cual los límites del ego, la mente personal y el cuerpo desaparecen y uno llega a ser consciente de una vastedad cósmica que es o está ocupada por un espíritu cósmico que también es consciente del juego directo de las fuerzas cósmicas, las fuerzas de la mente universal, las energías universales de la Materia y las fuerzas de la mente suprema. Pero uno no llega a ser consciente de todas esas cosas juntas; la apertura de la consciencia cósmica es usualmente progresiva. No es que el ego, el cuerpo y la mente personal desaparecen, sino que uno los siente como una pequeña parte de uno mismo solamente. Uno comienza a sentir los otros como parte de uno mismo o una repetición variada de uno mismo, el mismo yo modificado por la Naturaleza en otros cuerpos. O, por lo menos, como viviendo en un yo universal mayor que es de aquí en adelante la realidad grandiosa de uno mismo. De hecho, todas las cosas comienzan a cambiar su naturaleza y apariencia; la experiencia completa del mundo de uno es radicalmente diferente de esa de aquellos que están cerrados en su yo personal. Uno comienza a saber las cosas por una clase de experiencia diferente, más directa, no dependiente de la mente externa y los sentidos. No es que la posibilidad de errores desaparezca, porque eso no puede ser mientras una mente de cualquier clase es el instrumento de uno para transcribir o transferir el conocimiento, pero hay una nueva forma vasta, y profunda de experimentar, visualizar, saber y ponerse en contacto con las cosas; y la restricción del conocimiento puede ser reducida a un grado casi inmensurable. En la consciencia cósmica uno tiene que estar siempre en guardia y en contra, con el juego del ego amplificado y los ataques inmensos de las fuerzas hostiles – porque ellos también son parte de la consciencia cósmica – y el intento de la ilusión cósmica (la Ignorancia, Avidya) para prevenir el crecimiento del alma en la Verdad cósmica. Estas son cosas que uno tiene que aprender por experiencia; una enseñanza mental o explicación es completamente insuficiente. Para entrar a salvo en la consciencia cósmica y pasar a través de ella, es necesario tener una sinceridad desinteresada fuertemente centralizada y tener un ser psíquico, con su presentimiento inspirado de la verdad y una orientación infalible hacia el Divino, que ya está al frente de la naturaleza.
3. La consciencia ordinaria es esa en la que uno sabe cosas solamente o principalmente por el intelecto, la mente externa y los sentidos y conoce las fuerzas etc. solamente por su manifestación y resultados externos, y el resto por inferencias de esa data. Puede haber algún juego de intuición mental, visión psíquica profunda o impulsos, insinuaciones espirituales, etc. – pero en la consciencia ordinaria o común estos son incidentes solamente y no modifican su carácter fundamental.
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El hombre común viven en su consciencia personal propia conociendo las cosas a través de su mente y sus sentidos en el momento que son tocados por un mundo que está fuera de él y fuera de su consciencia. Cuando la consciencia se hace sutil, ella comienza a ponerse en contacto con cosas en una forma más directa, no solamente con sus formas e impactos exteriores sino con lo que está dentro de ella, pero todavía el alcance puede ser pequeño. Pero la consciencia puede también ampliarse y comenzar a estar al principio en contacto directo con un universo distante de las cosas y entonces contenerlas – así como se dice que se ve el mundo en uno mismo – e identificarse con ellas. El ver todas las cosas en uno mismo y uno mismo en todas las cosas – estar consciente de un ser en todas partes, consciente directo de los diferentes planos, sus fuerzas y sus seres – eso es la universalización.
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Si, es cierto [en la Mente cósmica hay un estrato de la mente física] que no hay nada en el individuo que no estén en la Energía cósmica. Para todos los propósitos comunes el individuo es solamente un centro diferenciado de las fuerzas universales – aunque su alma llega de lo alto.
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A medida que él [cada ser humano] vive en una consciencia separada, el hace un mundo mental propio de sus experiencias del mundo común en el cual todos aquí viven. Esa experiencia es construida en la misma forma que la de los otros y el recibe en ella los pensamientos y sentimiento de esos otros, sin saberlo la mayor parte de las veces, usándolo todo también como material para su mundo separado.
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Toda vida es un juego de las fuerzas universales. El individuo le da una forma personal a esas fuerzas universales. Pero el puede escoger el responder o no, a la acción de una fuerza en particular. Solo que la mayoría de las personas realmente no escogen – ellos consienten con el juego de las fuerzas. Sus enfermedades, depresiones, etc. son el juego repetido de tales fuerzas. Es solamente cuando uno puede hacerse libre uno mismo de ellas, que uno puede ser la persona verdadera y tener una vida verdadera – pero solamente uno puede ser libre viviendo en el Divino.
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Es Prakriti (la Naturaleza) la que envía esos impulsos. La Naturaleza envía toda clase de fuerzas y experiencias a cada uno. Es de usted como ser consciente (Purusha) el escoger si lo hace o no; usted debería rechazar lo que ve que es incorrecto y aceptar solamente lo que es verdadero y correcto. Lo que el Divino quiere de usted es que crezca en la Verdad y en la Naturaleza superior, rechazando lo falso y la Naturaleza inferior.
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Uno no solamente puede recibir una fuerza, sino también un impulso, un pensamiento o una sensación. Uno puede recibirla de otros, de seres en la Naturaleza o de la Naturaleza misma si ella escoge dar a su Fuerza una forma ya hecha de esa clase.
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1. Puede haber un vital sin deseo. Cuando el deseo desaparece del ser, el vital no desaparece con él.
2. Por Prakriti entendemos la Prakriti universal. La Prakriti universal entrando en el ser vital crea deseos que aparecen con su respuesta habitual como una naturaleza individual; pero si los deseos habituales que ella le lanza son rechazados y desterrados, el ser permanece pero la Prakriti individual vieja del deseo vital no estará allí más – una naturaleza nueva es formada respondiendo a la Verdad superior y no a la Naturaleza inferior.
3. La Prakriti universal lo determinó [el hábito o respuesta] y el alma o Purusha lo aceptó. En su aceptación descansa la responsabilidad. El Purusha es eso que sanciona o rehúsa. El ser vital responde a las olas de la vida ordinaria o común en el animal; el hombre responde a ellas pero tiene el poder del control mental. El también tiene, dado que el Purusha mental está despierto en él, el poder de escoger entre el tener el deseo o entrenar su ser para superarlo o vencerlo. Finalmente está la posibilidad de hacer descender la naturaleza superior que no estará sujeta al deseo sino que actuará con otro principio vital.
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No es posible para la mente individual, mientras permanezca encerrada en su personalidad, entender los trabajos de la Voluntad Cósmica, porque las normas hechas por la consciencia personal no aplican en ella. Una célula en el cuerpo, si es consciente, puede también pensar que el ser humano y sus acciones son solamente el resultado de las relaciones y trabajos de un número de células como ella misma y no de la acción de un ser unificado.
Es solamente si uno entra en la Consciencia Cósmica, que uno comienza a ver las fuerzas trabajando y las regiones en las que ellas trabajan, y uno obtiene un vislumbre del Yo Cósmico, la Mente y la Voluntad Cósmica.