Ensayos de
"diferentes autores" sobre la Meditación y la Concentración
La Meditación
Ensayo #8
CONSEJOS
PARA MEDITAR
Por Swami
Vivekananda
(Comentarios
de Swami Vivekananda sobre meditación extractados literalmente del libro:
Swami Vivekananda, "Raja Yoga”, Editorial Kier, 1973)
La primera lección es sentarse por algún tiempo y dejar a la mente
que haga lo que quiera. Todo el tiempo la mente está en un estado como de
ebullición. Vosotros simplemente esperáis y vigiláis. Hay que dejar de
lado toda argumentación y distracción.
Soltad las riendas; muchos pensamientos odiosos entrarán en la
mente. Veréis que cada día que pasa el vagabundeo de la mente se hace menos
violento, que cada día se va calmando un poco más. Pero debemos practicar
pacientemente todos los días. ¿De qué modo y por cuánto tiempo debe esto
practicarse? Es una tremenda labor y no puede ser hecha en un día.
Solamente después de años de paciente y constante lucha podemos lograr el
resultado.
La meditación debe comenzar con objetos densos y lentamente ascender
hasta objetos más y más finos, hasta llegar a ser meditación carente de
objeto alguno. La mente se ocupará al principio en percibir las causas
externas de las sensaciones, luego los movimientos internos y al final, sus
propias reacciones. Cuando ha logrado percibir las causas externas de las
sensaciones en sí mismas, la mente adquirirá el poder de percibir toda
existencia fina material, todos los cuerpos y formas finas. Cuando consigue
la percepción de los movimientos internos en si mismos, logrará el control
de toda ola mental, en sí mismo o en los demás, aún antes de que se hayan
traducido en energía física; y cuando sea capaz de percibir la reacción
mental en sí el yogui logrará el conocimiento de todas las cosas, ya que
cada objeto sensible y cada pensamiento es el resultado de esta reacción.
Entonces habrá visto los verdaderos cimientos en que descansa la mente y la
tendrá bajo su perfecto control. Entonces, la gloria del alma, no
perturbada por las distracciones de la mente o movimientos del cuerpo,
brillará en su plena refulgencia; y el yogui descubrirá en sí mismo lo que
es y lo que siempre fue: la esencia del conocimiento, lo inmortal, aquello
que lo penetra todo.
El modo más fácil de aprehender la mente es sentarse quieto y
permitirle durante un rato que vaya en todas direcciones. Manteneos firmes
en la idea: “soy el testigo observando a mi mente yendo de uno a otro
lugar; yo no soy la mente”. Luego dejad que piense como si fuera una cosa
enteramente distinta de vosotros.
Concebid vuestra mente como un tranquilo lago que se extiende ante
vosotros y a los pensamientos que entran y salen como burbujas que surgen y
se rompen en su superficie. No hagáis ningún esfuerzo por controlar los
pensamientos, pero observadlos y seguidlos con la imaginación cuando se están
alejando. Gradualmente irán disminuyendo los círculos. La mente abarca
vastos círculos de pensamientos y éstos a su vez se agrandan en círculos
mayores, como ocurre cuando tiramos una piedra en la superficie de un
estanque. Debemos invertir este proceso y comenzando por el círculo mayor
retornar por los mas chicos hasta poder fijar nuestra mente en un punto y
mantenerla allí. Manteneos en la idea: “yo no soy la mente; sé que estoy
pensando, que estoy observando la acción de mi mente”, y así cada día
disminuirá vuestra identificación con pensamientos y sentimientos, hasta
que al final podréis separaros completamente de la mente y saber con
certeza que ella está separada de vosotros