Recordando A Mis Maestros 
El Linaje y la Estirpe de un Carácter Genuino
 
©Por: Henry Binerfa Castellanos
Cinturón Negro - 3er Dan
 
Director Técnico Provincial del Kaisen-Do en Camagüey, Cuba
 
 
Henry Binerfa Castellanos - Foto por el Dojo Shiro Saigo Kaisendo - Camagüey, Cuba
 
Dos de los Maestros de Henry Binerfa Castellanos
De izquierda a derecha: Profesor Alfonso Caballero, Rev. Yin Ming Shakya (Henry Binerfa Castellanos) y Profesor Jesús Peris Cruz

Epitafio: Ha muerto nuestro amigo y ser luminoso, el maestro Jesús Delfín Perís Cruz, En Camagüey, Cuba, quien dedicó toda su vida en el servicio a la humanidad trasmitiendo la eterna palabra. Su fecha de fallecimiento fue 2 de febrero a las 9:20 p.m. El entierro se efectuara a las 2 de la tarde. Enviémosle un pensamiento de despedida: ¡Qué obtenga la Iluminación!

 
 
Henry nos dice acerca de la foto:

Maestra: aquí le envío una foto muy especial donde se encuentra el maestro Alfonso, y el maestro de maestros el Sr Jesús Peris Cruz, totalmente una enciclopedía andante, quien aún a pesar de sus años se mantiene con inmensa claridad de mente, y sus discipulos son muchos. Especialmente en el día de hoy [nov.16, 03] tuvimos el honor de tenerlo de visita y escuchar sus siempre bendecidas charlas. Esta vez se refirio al Budismo diciendo: "La más puras de todas las religiones, la unica que  para lograr su expansión no derramó ni una sola gota de sangre, tan solo con la bendita palabra del Buda conquistó al mundo.

"Antes que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar.
Antes que el oído pueda oír, tiene que haber perdido la sensibilidad. 
Antes de que la voz pueda hablar en presencia de los Maestros, debe haber perdido la posibilidad de herir. 
Antes de que el alma pueda erguirse en presencia de los Maestros es necesario que los pies se hayan lavado en sangre del corazón."

Gracias a estas dos personas por ser los primeros que me mostraron que estas reglas han sido escritas para todos los discípulos: Y los primeros en decirme ¡Síguelas!

Este artículo está dedicado humildemente a todas mis maestros y a todos los maestros del mundo, que día a día dedican lo mejor de sí mismos para trasmitir sus enseñanzas de disciplina y técnicas del Budo. De corazón a corazón, de alma a alma, de espíritu a espíritu, sinceramente, queridos Maestros, muchas gracias por ser y tambien por estar.

La palabra Sensei en su significado más brusco podríamos decir que popularmente  se escucha como "maestro". El significado literal es "uno que nació antes de uno"; es decir, alguien más viejo a usted. Por consiguiente, en términos de un arte marcial,  es aquel con más experiencia, y que puede guiarlo a lo largo del camino.

Recuerdo entre sombras como hace aproximadamente dieciocho años mis padres me llevaron de la mano y me presentaron ante mí primer Sensei, el sentimiento y la sensación de entusiasmo y de nerviosismo de aquel día aún lo puedo vivir al solo cerrar los ojos. Su cara definía su recto carácter, las arrugas de su frente me dejaban ver el camino recorrido por el Sensei ante la vida, su seguridad al hablar era reconfortante. Al mismo tiempo que un árbol de flamboyán creció, se fortaleció y floreció al pasar del tiempo bajo la influencia del sol, la lluvia, el frío y el sereno, así mismo creció mí personalidad y mi habilidad en el arte marcial al lado de aquel Maestro. El nombre de mí Sensei era Eduardo Nordelo Fundora y al le debo el espíritu combativo y resistente que con su experiencia en la elaboración de planes de entrenamiento fue capaz de aportarme una fuerza en mis piernas impresionante, sobre aquellos días de entrenamiento les puedo contar que éramos muchos y después fuimos pocos, eso se puede explicar de una forma más simple, el entrenamiento era agotador era un reto por día, siempre te estaba llevando al limite y si alguien decía “yo no puedo” el gritaba –“No, tú lo que no quieres”. En el área de entrenamiento nos tenía completamente prohibido la pronunciación de la palabra “Yo no puedo” el que la dijera podía salir rápidamente expulsado o castigado de la escuela. A pesar de todo lo fuerte que constituía aquellas clases, aprendimos a resistir que tal vez es más  valioso que pegarle a alguien. Toda mí niñez y adolescencia  fue un duradero combate, mí Sensei me llevaba a todos las competiciones de pelea que hubieran. Cuando llegue a la edad de 14 años aparentemente era débil por mí constitución física, tan solo llegaba a pesar unos míseros 45 Kg y era de estatura muy pequeña pero gracias a su orientación y constante consejo llegaba a ganarle a tipos de 10 kilos por encima del mío, y edades que doblaban la mía en ese momento.

Luego al pasar de unos años comencé un periodo de búsqueda y emprendí con la idea de investigar otros sistemas de artes marciales conociendo de esta forma a otros Senseis  que reafirmaron lo antes aprendido.  Pero sin dudar les puedo decir que si alguien dejo una  huella imborrable en mis estudios fue el Sensei Chaviano, excepcionalmente ejemplo de constancia, modestia, y por supuesto habilidad técnica  raramente vista, hasta el punto que es conocido por el sobrenombre de, “El cerrajero” por su maestría en la aplicación de técnicas de luxación, controles y llaves. Durante estos dieciocho años de practica y especialmente ahora que guío a mis estudiantes descubro los valores que tanto mis maestros persistieron en que debía cultivar, me hablaron sobre la pasión que debía mover cada acción del Sensei, como los alumnos debían ser tratados como hijos a los cuales nos comprometíamos tomar pacientemente de la mano y ayudarlos a caminar por el sendero, un maestro sin pasión es como un tigre sin rayas, repaso en el tiempo y encuentro las palabras que me decían como tenía que convertirme en uno con mis estudiantes, el conocimiento de lo que ellos necesitan y lo que nosotros debemos darles es algo esencial, para lograr esto a finalidad el Sensei une su espíritu con el del alumno y ambos progresan, es casi innecesario decirles que para poder experimentar esto necesitamos sentir el Amor Profundo, forma única de ayudar a que la mente alcance ese estado. La suma delicadeza de mis maestros también me fue trasmitida no por las palabras salidas de sus bocas, fue admirada por mí mismo, pues el alumno debe ser agradecido y ver con atención las acciones de su maestro que por humildad esté nunca le dirá, cuando nombro la palabra delicadeza me estoy refiriendo a como el maestro aprende enseñando, y lo realiza de un modo sincero y de una forma tan sutil que la persona que le escucha le queda absolutamente agradecido por siempre y de seguro se ira feliz al recibir la enseñanza.  Uno de los grandes motivos por los que yo creo haber persistido en el camino de las artes marciales durante tanto tiempo es debido al ideal que me fue infundido, el buen maestro debe sentir ese ideal, debe tener el objetivo claro y luego solo así podrá hacerlo latir en los corazones de sus alumnos, este ideal debe ir más allá de los aspectos físicos referentes a la técnica y llegar al aspecto superior espiritual. También escuche los consejos sobre como debía alegrarme del progreso de mis alumnos algo realmente fuera de este mundo es simplemente limitante escribir con palabras el sentimiento que se experimenta al ver el desarrollo de los alumnos en todos sus aspectos. Alegrarme y ofrecer gracias a que el entrenamiento no haya causado muchas lesiones o golpes, y que halla permitido el estudio, el pensamiento, y el espíritu tanto personal como de mis alumnos.

Seguir este relato seria como tratar de contar las estrellas del cielo, o contar la arena del desierto, o medir el agua del mar, hablar de la virtud de mis Senseis llenaría párrafos enteros de inmenso amor inspirado por el ejemplo de los humildes. Si me gustase decirles que aún comparto las salas de entrenamiento con mi primer maestro, hemos estados juntos por años y más que maestro, amigo, y hermano, es como un padre. Y ustedes que empiezan en el camino por favor recuerden siempre a sus maestros, por que ellos forman parte de ustedes.

DEDICO ESTE TRABAJO A:

A mis padres y abuelos que desde muy pequeño supieron inculcarme el amor y la responsabilidad por los estudios y el trabajo, sin escatimar esfuerzos ni sacrificios.

A mí Patria que me a brindado la oportunidad de ser más útil.

AGRADECIMIENTOS:

Toda labor del hombre como ser social, lleva implícita la del trabajo de aquellos que le precedieron, al mismo tiempo la de aquel fruto del colectivo donde se desarrolla. A mis maestros:

Por favor, sepan que a todos los recuerdo con cariño, aprecio y gratitud. Si he olvidado a alguno les ruego que disculpen mí falta. De igual forma quisiera agradecer a mis Sempais y Kohais que durante estos últimos años han permanecido con aguante firme mis clases, espero haberles podido entregar de la mejor de las maneras los conocimientos que me fueron trasmitidos por esa extensa lista de Senseis y Shihan.

Y finalmente gracias a Dios, Esa Fuerza Universal Maravillosa e Insuperable, por ponerme tantos Ángeles en mi camino.

 
 
© Derecho de autor: Henry Binerfa Castellanos – Camagüey, Cuba. Año 2003
   Presentado el domingo 8 de junio de 2003

 

 

Índice     A la Tabla de Contenido de Contribuciones     A la Página Principal