- Libros
Sagrados
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- El
Evangelio del Buda
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- Enviado
por Soledad Cumbreras (Zhèng gĕng),
desde Lima, Perú
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Comienzo
esta intervención con una maravillosa anécdota del Buda, el Iluminado, el
Instructor del Budismo que dice lo siguiente:
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- Mientras
el Buda predicaba su ley para la conversión del mundo, en Shravasti, un
rico que padecía grandes males fue hacia él, y suplicándole le dijo:
“Buda, que adora el mundo, perdona mi falta de respeto si no te saludo
como debiera, porque estoy demasiado incómodo por la obesidad, el exceso,
el atontamiento, y otros achaques, de tal modo que no puedo moverme sino con
dificultad.”
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- El
Tathagata, otro nombre que se le da al Buda, viendo el lujo de que estaba
rodeado aquel hombre, le preguntó: ¿Deseas conocer la causa de tus males?,
Y cuando el hombre manifestó tal deseo, el
Bienaventurado le dijo: “Hay cinco cosas que producen el estado que
padeces: las comidas excesivas, el dormir demasiado, el amor al placer, el
abandono y la falta de ocupación. Modera tus comidas, proporciónate
deberes que ejerciten tu capacidad y que te hagan útil para los demás, y
si sigues mis consejos, prolongarás tu vida.”
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- Siguió
el rico los consejos del Buda y poco tiempo después recobró su ligereza
corporal y un vigor juvenil; y fue nuevamente hacia Aquél que adora el
mundo, a pie y sin escolta, y le dijo: “Maestro, has curado mis males físicos,
pero vengo ahora a buscar luz para mi alma.”
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- Y
el Bienaventurado le dijo: “El mundano nutre su cuerpo, pero el sabio
nutre su alma. El que goza en la satisfacción de sus apetitos, trabaja para
su propia destrucción; pero el que va por el camino encontrará al mismo
tiempo que la salvación de su alma la prolongación de su vida.”
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- Por
siglos amigos, los
seres humanos, hemos luchado por encontrar
un estado perdurable de felicidad, lucha que
no ha rendido los frutos esperados porque seguimos caminos
equivocados; creemos que alcanzaremos la felicidad poseyendo riquezas, lujos
y placeres, razón por la cual dedicamos buena parte de nuestra vida en
acumular bienes materiales que nos permitan vivir holgadamente, con
libertad, felicidad y paz.
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- Algunos
conseguimos hacernos ricos, medio ricos o seguimos en nuestra condición de
pobres; sin embargo, nunca conseguimos ser dichosos, seguimos siendo presa
de las enfermedades, los problemas, las tentaciones y los vicios.
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- En
asuntos como el alcoholismo, el pobre se embriaga con mezcal, aguardiente o
refresco con alcohol, el de clase media, con brandy, tequila, ron, etc.,
etc., y el rico, con whisky, coñac
o champaña.
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- Y
así, conseguimos momentos fugaces de placer que nada tienen que ver con la
verdadera felicidad ni con un estado interior armónico.
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- Con
esto podemos comprender que el mundo materialista en que vivimos, crea
placeres, de acuerdo a la posición económica de cada individuo, de manera
que a mayor posición económica, los vicios son más caros y a menor poder
de compra, los vicios son más baratos, y tal perece que lo único que nos
importa es procurarnos placeres que fácilmente confundimos con la
felicidad; seguimos pues una rutina cansona que no nos lleva a conocer la
libertad y la paz autenticas, una rutina que no nos conduce a un cambio
radical en nuestra forma de ser, sentir y pensar.
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- Continuamos
buscando por caminos equivocados un estado de armonía para nuestras vidas.
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- Si
podemos, vamos a la escuela, nos instruimos para conseguir algún trabajo, más
sin embargo, no logramos tranquilidad en nuestro andar.
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- El
fracaso en nuestra lucha por una paz interior, se debe, precisamente, a que
en nuestro interior cargamos con los enemigos secretos que se oponen a que
seamos libres, pacíficos y felices.
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- Esos
enemigos secretos que citan todos los libros sagrados, se encuentran también,
en el Evangelio del Buda con el nombre de “YO.”
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- “A
cualquier parte que miréis está el acoso y el empuje, la carrera ávida de
placeres, el miedo al dolor y a la muerte, la feria de las vanidades y la
llama de los ardientes deseos. Aprended a distinguir el “YO”
y la VERDAD. Él “YO” es la causa del egoísmo y la fuente del pecado;
la verdad no se liga a ningún “YO”;
es universal, y conduce a la justicia y a la equidad. Purificaos del
pecado y santificad vuestra vida. No hay otro medio de alcanzar la verdad.
La extinción del “YO” es la salvación.”
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- En
el maravilloso y revelador Evangelio dice: El “YO” es el origen del
error y oculta la verdad, no hay ningún mal que no proceda del “YO.” No
hay ninguna injusticia que no sea producto de la afirmación del “YO”;
el “YO” es el principio de todo odio, de la iniquidad (maldad), de la
calumnia, de la impudicia, de
la indecencia, del robo, de la estafa y el derramamiento (efusión) de
sangre. El “YO” es MARA, (Término sánscrito. El seductor que trata de
apartar al Buda del sendero), el tentador, el malhechor, el creador del
mal.” “El “YO” seduce
por los placeres, el “YO” promete un paraíso encantador. El “YO” es
el velo de MARA que oculta la verdad. Pero los placeres del “YO” no
tienen realidad; su laberinto paradisíaco es el camino de la perdición,
(infierno) y su belleza que se aja (construye) a la luz del deseo no puede
satisfacerse nunca.”
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- Nuestra
querida ira, nuestra querida envidia, nuestra querida gula, nuestro querido
orgullo, nuestra querida lujuria así como nuestra querida pereza y nuestra
querida codicia, son la causa
de que se encuentren llenos los hospitales, las cárceles y los panteones.
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- El
“YO” del odio genera enfermedades, pleitos, asesinatos; el “YO” del
orgullo, de la lujuria, de la codicia,
acaba con matrimonios y familias enteras, el “YO” de la pereza,
propicia el atraso de los pueblos y combinado con el “YO” de la gula,
genera la terrible obesidad, la acumulación de riquezas, joyas,
trajes, vestidos, coches etc., etc., pues no solamente tenemos gula de
alimentos, sino de muchas otras cosas más.
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- La
envidia por su parte, provoca la terrible competencia entre los
profesionistas, los comerciantes, los empresarios, los hijos, etc.,
competencia que sólo nos deja odio y resentimiento.
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- Dice
el Evangelio del Buda, ¿Quién nos librará de la tiranía del “YO”?,
¿Quién nos salvará de nuestras miserias? , ¿Quién nos restablecerá en una vida de felicidad?
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- La
respuesta la encontramos en donde nos dice que la extinción del
sufrimiento, del dolor sólo es posible mediante la aniquilación del
“YO”.
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- Y
ese trabajo amigos, sólo podemos hacerlo cada uno de nosotros en lo
individual, nadie puede hacer ese trabajo por nosotros.
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- El
Buda
manifiesta: “Diez cosas hacen malas todas las acciones de los seres vivos,
y sus actos se tornan buenos cuando las evitan. Esas cosas son:
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- Tres
pecados del cuerpo, cuatro pecados de la lengua y tres pecados del espíritu.
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- Los
tres pecados del cuerpo son:
- 1.
EL CRIMEN, EL ROBO
Y EL ADULTERIO.
- Los
cuatro pecados de la lengua son:
- 2.
MENTIR, CALUMNIAR, INJURIAR Y HABLAR INÚTILMENTE.
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Los tres pecados del espíritu son:
- 3.
LA AVARICIA, EL ODIO Y EL ERROR.
Por
esto, continua el Buda, os doy estos Diez Mandamientos:
- –
NO MATÉIS, tened respeto por la vida (de toda criatura de la naturaleza).
- –
NO ROBÉIS, NI HURTÉIS, ayudad a cada
uno a poseer los frutos de su trabajo.
- –
EVITAD TODA IMPUREZA (adulterio) Y LLEVAD UNA
VIDA CORTA (pura).
- –
NO MINTÁIS; sed verídicos y
decid la verdad con discreción, no de modo que dañe, sino con ternura y
prudencia.
- –NO INVENTÉIS
MALOS INFORMES (chismes) NI LOS REPITÁIS,
NO OS QUERELLÉIS, ved la parte
buena de nuestros hermanos de modo que podáis defenderlos con sinceridad
contra sus enemigos.
- –
NO JURÉIS; HABLAD CON DECENCIA Y DIGNIDAD. (Buen uso del verbo).
- –
NO PERDÁIS EL TIEMPO EN PALABRAS
VACÍAS DE SENTIDO; HABLAD LA VERDAD O
CALLAD. (El 95% de lo que hablamos no sirve para nada).
- –NO TENGÁIS CODICIA NI ENVIDIA; regocijaos
de la dicha de otro. (Alegrarnos por el bien ajeno).
- –PURIFICAD
VUESTRO CORAZÓN DE LA MALICIA: arrojad lejos de vosotros la ira, el
despecho y las malas disposiciones; no cultivéis el odio, ni aun contra los
que os calumnien, ni contra los que os hagan mal. Sed para los seres vivos
bondad y benevolencia.
- –LIBERTAD
VUESTRO ESPÍRITU DE LA IGNORANCIA Y DESEAD
APRENDER LA VERDAD sobre todo en
la única cosa que sea indispensable, no por miedo a ser presa del
escepticismo o del error. El escepticismo os volverá indiferentes y el
error os desviará de la verdad. (Dejar atrás los dogmas, buscar la verdad
por sobre todas las cosas a través de la comprobación, el que comprueba
conoce la verdad, el que no comprueba se pierde en los dogmas y cree sin
comprobar.)
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- Realmente
amigos, la Doctrina del Buda es una didáctica completa para conseguir la
eliminación del “YO” de nuestro interior.
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- Y
lo podemos comprobar nuevamente al leer con los ojos del espíritu el
DHARMAPADA. Dharmapada significa, “SENDA DE LA LEY” y contiene todas las
reglas o preceptos morales que siguen todos los discípulos del Buda.
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- En
él nos dice: “Lo que somos, es el resultado de lo que hemos pensado, se
funda sobre nuestros pensamientos, lo hacen nuestros pensamientos. Si hago
mal,
yo mismo lo sufro; si no hago mal yo mismo me purifico. El que posee la
pureza y la impureza, no puede purificar a su vecino.”
- Esta
pequeñísima parte del DHARMAPADA ya nos lleva a una reflexión profunda:
- ¿Acaso
una fuente puede verter por una misma abertura agua dulce y amarga? ¿Acaso
puede la higuera producir aceitunas o la vid higos?
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- Debemos
saber que ninguna fuente puede hacer agua salada y agua dulce simultáneamente,
así mismo, debemos saber que no podemos estar recorriendo la Senda del Buda, la Senda de la Eliminación del “YO” y hablar palabras dulces y
amargas a la vez, no se pueden hacer cosas perversas y virtuosas simultáneamente.
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- Toda
acción perversa arroja al estudiante (gnóstico) fuera del camino. Más, de
nada serviría conocer el Evangelio del Buda si no lo llevamos a la práctica.
El hombre mediocre critica a los otros hombres. El hombre superior se
critica a sí mismo.
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- Termino
con otra anécdota trascendental del Buda que dice así:
- Habiendo
enviado de misión a sus discípulos, el Bienaventurado fue de pueblo en
pueblo hasta que llego a Uruvilva, ciudad de la India antigua.
-
- En
su camino se detuvo, sentándose en un bosque para descansar. Y ocurrió que
en el mismo sitio unos treinta amigos se divertían con sus mujeres, y
mientras tanto una parte de sus bienes les fue robada.
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- Todo
el grupo se puso a perseguir a los ladrones, y encontrando al Bienaventurado
sentado bajo un árbol, le saludaron diciéndole: “Perdón Señor: ¿habéis
visto pasar unos ladrones con lo que nos han quitado?”
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- Y
entonces el Bienaventurado dijo: “¿Qué vale más para vosotros, buscar
los ladrones o buscaros vosotros mismos?” Los jóvenes dijeron:
“Buscarnos nosotros.”
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- “Bien,
dijo el Bienaventurado; entonces sentaos y voy a predicaros la verdad.” Y
todos ellos se sentaron y escucharon ávidamente las palabras del
Bienaventurado. Y recibiendo la verdad,
glorificaron
la Doctrina
y se refugiaron en el Buda.
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