Cada Página de 'Acharia' es una Enseñanza
 
Inspirándote a la Práctica
           (Balshim Suhaeng Jang)
               Maestro Wonhyo
 
Traducción de la versión inglesa de Won-myong Sunim y Mark Mueller.
 Lotus Lantern International Buddhist Center
 
Enviado para nuestra lectura y aprendizaje por nuestro amigo y estudiante Gonzalo Barreiros, Zhèng Shàn, desde la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina. Él nos dice en su atenta carta:

 

Foto por Gonzalo Barreiros - Buenos Aires, Argentina

 

Estimada Maestra:
 
Aquí le adjunto la traducción de uno de los textos de maestros coreanos que estamos traduciendo con las Sunims para que la publique en Acharia, si asi es su deseo. El proyecto incluye dos textos de maestros coreanos, el Xin Xin Ming, del Tercer Patriarca chino, además de una historia del Buddha, y el Mahaprajñaparamita Sutra, junto al Homenaje al Buddha, un texto que se canta todos los días en los templos coreanos.
 
Esperando que se encuentre bien, y deseándole la Paz Divina,
su estudiante
Gonzalo Barreiros (Zhèng Shàn)
 
 
Introducción
 
Inspirándote a la práctica fue escrito por el monje Wonhyo del período Silla (617-686). Consiste de 706 caracteres, contenidos en un rollo. En Corea, el texto es uno de los más importantes en el currículum de los “sramaneras”, monjes y monjas en entrenamiento, durante su período de estudio en el Salón de los Sutras. El texto acentúa la necesidad de eliminar las ataduras kármicas de uno con el mundo y comenzar a practicar inmediatamente. El texto original chino está guardado en el Templo Haien Sa, cerca de Taegu, y la versión anotada se conserva en el Templo Songgwan Sa, en Sunchon.
 
El Maestro Wonhyo fue uno de los más grandes eruditos de la historia de Corea. Nacido en una familia simple, escribió 240 obras, de las cuales sólo se conservan 20 en la actualidad. Su filosofía gira en torno de la unidad, la interrelación de todas las cosas del universo. Se dice que llevaba consigo un tambor que rezaba: “Sólo uno que no es perturbado por nada puede ir más allá de nacimiento y muerte.”
 
Esta es una historia interesante sobre su iluminación: en aquellos días, muchos monjes iban a estudiar a China. El Maestro Wonhyo y su amigo Ui Sang (620-660) se lanzaron al largo y arduo viaje esperando estar lejos por mucho tiempo. Una noche se acostaron a dormir en un cementerio. Durante la noche, Wonhyo se despertó con sed, y buscó a su alrededor algo para beber. Encontró cerca un cuenco lleno de agua fresca y se la tomó, agradecido de haberse saciado. Por la mañana, cuando despertó, encontró una calavera tirada cerca del lugar donde había dormido. Comprendió que el agua deliciosa que calmó su sed en la noche era agua de lluvia que había caído en la calavera. Se conmovió por la interrelación de todas las cosas, y comprendiendo que todo depende de la mente, alcanzó el despertar espiritual. Wonhyo regresó a su tierra natal sin haber completado su viaje a China.
 

 
 
Todos los Buddhas que residen en el espléndido reino de Nirvana, han descartado, a través de incontables eones, sus deseos, y han soportado un arduo entrenamiento.
 
Los seres sintientes que transmigran en la ardiente casa del deseo han fracasado, durante generaciones incontables, en descartar su codicia y deseo.
 
Las puertas del cielo (la Tierra Pura) no están cerradas; sin embargo, son pocos los que las atraviesan. Esto es porque la mayoría de la gente hace su hogar entre los tres venenos.[1]
 
Los reinos del mal[2] no tienen poder real para seducirnos, sin embargo muchos entran allí. La mente engañada valora los cuatro elementos[3] que constituyen el cuerpo y los cinco deseos como si fueran joyas.
 
Siendo esto así, ¿hay alguien que dejaría de retirarse a la soledad de las montañas para practicar el Camino?[4]
 
Sin embargo la gente no va allí; ellos permanecen atrapados en el deseo.
 
Aunque no te retires a las montañas  para cultivar tu mente, deberías esforzarte con toda tu energía para realizar buenas acciones.
 
Si puedes renunciar a tu propio placer, te volverás tan respetado y confiable como los sabios. Si puedes soportar lo que es difícil, te volverás tan respetado como el Buddha.
 
Aquellos que ávidamente buscan cosas se unen a las filas de los demonios. Aquellos que dan con compasión son los discípulos del Rey del Dharma.
 
Altas montañas y picos elevados es donde reside el sabio. Pinos verdes y valles profundos de montaña son el hogar para aquellos que practican. Cuando tienen hambre, estas personas sacan fruta de los árboles para calmar su estómago vacío. Cuando tienen sed, se sacian con agua del arroyo.
 
Aunque comemos alimentos finos en un intento de preservar cuidadosamente este cuerpo, nuestros cuerpos enfrentarán definitivamente la destrucción; aun cuando cobijemos este cuerpo con suaves ropas, nuestras vidas seguramente llegarán a su fin.
 
Haz una cuevita en la montaña donde resuenen los ecos en la sala para cantar el nombre de Buddha. Deja que el triste graznido del ganso silvestre sea la llamada del buen corazón de un amigo.
 
Cuando te inclinas, tus rodillas pueden volverse frías como el hielo, pero no debes estar lejos de un cálido hogar. Tu estómago puede retorcerse de hambre, pero no debes ceder a tus pensamientos de hambre.
 
Cien años pasan como el pestañeo de un ojo, entonces, ¿por qué no practicas? ¿Cuán larga es una vida? ¿Puedes exponerte a descuidar la práctica, perdiendo tu tiempo en el ocio?
 
Es sólo aquel que renuncia a todos los deseos en su corazón que es llamado correctamente un monje practicante. Sólo aquel que ya no anhela los caminos del mundo es llamado “un monje que ha renunciado a la vida del dueño de casa”.[5]
 
Un practicante que está atrapado en la red de los deseos mundanos es como un perro que lleva puesta una piel de elefante. Un hombre que practica el Camino y aun permanece adherido al deseo mundano es como un erizo que intenta entrar en una ratonera.
 
Alguna gente, a pesar de su habilidad y sabiduría sobresaliente, elige vivir en la atmósfera agitada de la ciudad. Todos los Buddhas sienten pena y preocupación por tales personas.
Otros, aunque no han desarrollado una práctica profunda, aun eligen estar en la atmósfera contemplativa de las montañas. Los sabios sienten gran gozo cuando  ven a estas personas.[6]
 
Están aquellos que son expertos y eruditos, pero no mantienen los preceptos. Ellos son como hombres a quienes se les habló sobre un escondite de joyas, pero no se levantan para buscarlo.
Están los que practican tenazmente pero carecen de sabiduría. Ellos son como hombres que quieren ir hacia el este pero erróneamente caminan hacia el oeste.
 
Las acciones de un hombre sabio son como granos de arroz al vapor, para cocinar un cuenco de arroz. Las acciones de un hombre que carece de sabiduría son como granos de arena al vapor para cocinar un cuenco de arroz. Cada uno sabe cómo comer y beber para saciar su hambre y su sed; pero nadie parece comprender el método de entrenamiento. El camino para transformar la mente ignorante.
 
Práctica y sabiduría deben existir juntas. Porque son como las dos ruedas de un carro. De igual forma, ayudarse a sí mismo y ayudar a los demás es como las dos alas de un pájaro.
 
Si tu cantas distraídamente a tus donantes en la ofrenda de gachas de la mañana, sin comprender el significado, deberías sentir vergüenza de mirar a quienes dan esa limosna.
 
Si cantas durante la ceremonia del almuerzo sin alcanzar la esencia de las palabras que expresas, ¿no te avergonzarás de enfrentar a la gran gente y a los sabios?
 
Todos odian a los tábanos y a aquellos insectos que no distinguen lo limpio de lo sucio. Asimismo, los sabios sienten disgusto con aquellos monjes que no pueden distinguir entre lo puro y lo corrupto. Si desean acabar con el conflicto de este mundo, la buena conducta es la escalera que conduce al cielo.
 
Más aun, uno que viola los preceptos y aun desea ayudar a otros, es como un pájaro con alas rotas que se pone una tortuga en su espalda e intenta volar.
 
Si todavía no estás libre de tus propias faltas, no podrás liberar a otros de las suyas. Entonces, ¿por qué tú, que violas los preceptos, recibes lo que otros proveen?
 
No te beneficia en lo más mínimo mantener meramente tu cuerpo físico si descuidas la práctica. Y toda tu preocupación por esta transitoria y fugaz vida no la preservará.
 
Si has establecido tus miras sobre la virtud de los grandes maestros, debes resistir aun los sacrificios más largos. Una vez que has partido hacia el Trono del Tigre[7], debes abandonar para siempre todos tus deseos.
 
Cuando la mente del  practicante es pura, todos los devas[8] se inclinan en alabanza hacia él. Cuando un seguidor del Camino ama la lascivia, los buenos espíritus lo abandonan.
 
En la muerte, cuando los cuatro elementos del cuerpo se dispersan, no puedes preservar el cuerpo y ya no puedes permanecer en él.
Hoy, la noche ya ha llegado;
El día de mañana pronto estará aquí. Entonces, practica ahora antes de que sea demasiado tarde.
 
Los placeres mundanos son insatisfactorios; ¿por qué te adhieres codiciosamente a ellos? Perdurar el gozo puede ser logrado a través de un solo esfuerzo en paciencia; ¿por qué no practicarás?
 
Aquellos que practican sienten vergüenza de ver a un buscador  del Camino que permanece apegado a la codicia. El hombre virtuoso se ríe del buscador que abandona la vida del dueño de casa pero aun es rico.
 
Palabras, como estas escritas aquí, insisten en esto, sin embargo la adherencia al apego no termina.
“Lo haré la próxima vez”- palabras semejantes insisten una y otra vez, y aun así fracasas en dejar de apegarte.
El apego continúa y continúa, y aun así fracasas en abandonar los asuntos mundanos.
Tu mente está llena de planes astutos, y aun así no corriges tu mente para ponerles un fin.
“Hoy será diferente”, dices, y aun así sigues haciendo malas acciones cada día.
“Mañana, mañana”, dices, pero son pocos los días en que realmente haces algo bueno.
“Este año será diferente”, dices, pero tus corrupciones no tienen fin.
“El año que viene lo haré”, dices, y aun no maduras en sabiduría.
 
Las horas pasan, y demasiado pronto un día y una noche se fueron.
Los días pasan, y de golpe es el último día del mes.
Los meses pasan, y súbitamente otro año nuevo ha llegado.
Los años pasan, y en un pestañear nos encontramos a las puertas de la muerte.
 
Una carreta rota no puede ser conducida. Cuando eres viejo no puedes comenzar a practicar. Cuando estés acostado, sucumbirás a la pereza. Y cuando te sientes, tu mente será abrumada por pensamientos extraviados.
 
Durante muchas vidas, has fracasado en practicar, pasando tus días y noches en vano. Habiendo vivido muchas vidas en vano, ¿fracasarás otra vez en practicar en esta vida?
 
Este cuerpo inevitablemente llegará a su fin; ¿quién sabe qué cuerpo tendrás la próxima vez?
 
¿No es éste un asunto importante?
¿No es éste un asunto importante?
 
 
[Continuará a medida que se vaya traduciendo]
 
Enviado por Gonzalo Barreiros (Zheng Shàn)
Argentina, 17 de abril de 2002


[1] Codicia, ira e ignorancia.

[2] Durgati, el reino del infierno, el reino animal, etc.; hay 3, 4 o 5 de acuerdo al texto consultado.

[3] Hay dos significados:

1)Los objetos de los 5 sentidos (ojo, oído, nariz, boca, cuerpo); éstos corrompen la Verdadera Naturaleza cuando la mente está llena de deseos;

2) Deseo de riqueza, sexo, comida, fama, y sueño.

[4] El Camino se refiere al sendero hacia el despertar, o la iluminación.

[5] Cuando una persona es ordenada en el Budismo, se dice que ha ido más allá de la vida del dueño de casa. La idea es que dejando todos los problemas de la familia y el hogar, él  puede dedicarse mejor al logro espiritual.

[6] Esto es porque los que viven en la ciudad tiene pocas posibilidades de desarrollo espiritual, pero los que viven en el campo, aunque no estén tan avanzados, tienen una buena oportunidad.

[7] Este es el nombre del Asiento del Dharma, la plataforma especial donde se sienta un gran monje para dar una charla Dharma. Alguien que apunta a sentarse en ese asiento está apuntando a la Iluminación, y por tanto debe abandonar todos los deseos y apegos.

[8] Los devas son los dioses, seres que viven en reinos de constante placer.

Ceremonia de Ordenacion - Argentina

A la Página Principal

A la Tabla de Contenido