Nyanaponika Thera."EL PODER DE LA ATENCIÓN MENTAL”. Una indagación sobre el alcance de la atención pura y sus principales fuentes para fortalecerla", Barcelona, Edic. CEDEL.,1980. Presentación de Ramiro A. Calle. Traducido del inglés por Almudena Haurie. Pag. 28 y SS.
Nos ocuparemos ahora de cuatro aspectos de la Atención Pura que son los manantiales del poder de la Atención Mental. No son las únicas fuentes de su fuerza, pero sí son las principales a las que es debida la eficacia de este método de desarrollo mental. Estas cuatro fuentes son:
1. Las funciones de ordenar y denominar, efectuadas por la Atención Pura.
2. Sus procedimientos no violentos y no coactivos.
3. La capacidad de detención y ralentización.
4. La rectitud de visión proporcionada por la Atención Pura.
1. LAS FUNCIONES DE ORDENAR Y DENOMINAR
a) Poner orden en el hogar mental
Si cualquier persona cuya mente no estuviera armonizada y controlada a través de un entrenamiento mental metódico, echara un vistazo íntimo a sus propios pensamientos y actividades cotidianas, se encontraría con un panorama altamente desconcertante. Tendría que encararse, además de con unos cuantos canales principales de sus pensamientos y actividades prefijadas, con un enmarañado conjunto de percepciones, pensamientos, sentimientos, movimientos accidentales del cuerpo, etc., que le mostrarían tal desorden y confusión que no podría, con toda seguridad, tolerar su propio cuarto de estar. Con todo, es éste el estado de cosas de una considerable parte del tiempo que pasa despierto, así como su habitual actividad mental. Consideremos ahora los detalles de esta escena tan desordenada.
Lo primero que encontramos es un vasto número de impresiones sensoriales, visuales, sonoras, etc., casuales, que pasan incesantemente a través de nuestra mente. La mayor parte de ellas permanecen vagas y fragmentarias, y algunas, incluso, están basadas en prejuicios y falsas percepciones. El sostenimiento de estas debilidades inherentes, forma a menudo la base de juicios y decisiones no probadas a un más alto nivel de consciencia. En verdad, todas estas impresiones casuales no necesitan y no pueden ser objetos de atención focalizada. Una piedra en nuestro camino, que acierte a ponerse bajo nuestra mirada, sólo reclamará nuestra atención si obstruye nuestro progreso o nos resulta interesante por alguna otra razón. Ahora bien, si omitimos demasiado estas impresiones casuales, podemos tropezar con muchas piedras reales o figuradas y por la misma razón desestimar mas de una gema que haya en nuestro camino.
A continuación, existen aquellas percepciones, voliciones, pensamientos y sentimientos más significativos y definitivos, que tienen una conexión más íntima con nuestra vida proyectada. Y encontraremos ahí también que una elevada proporción de los mismos se halla en un estado de profunda confusión. Cientos de corrientes cruzadas relampagueara a través de la mente, y por todas partes hay "cabos y rabos" de pensamientos inacabados, emociones sofocadas y caprichos pasajeros. Muchos de ellos hallan una muerte prematura debido a su innata débil naturaleza, nuestra falta de concentración o bien porque son sustituidos por impresiones nuevas y más fuertes. Si observamos nuestra propia mente, advertiremos cuán fácilmente se desvían nuestros pensamientos y cuan a menudo funcionan como discutidores indisciplinados, interrumpiéndose de manera constante unos a otros rehusando escuchar los argumentos de la otra parte. Otras veces, muchas líneas de pensamientos que permanecen rudimentarios o se quedan sin traducirse en deseo o acción porque carecemos de valor para aceptar las consecuencias prácticas, morales o intelectuales de esos pensamientos. Si continuamos examinando más íntimamente la fiabilidad por término medio de nuestras percepciones, pensamientos o juicios, tendremos que admitir que muchos de ellos son justamente un producto del hábito, dirigidos por las emociones o los prejuicios intelectuales, por nuestras preferencias o aversiones favoritas, por la pereza y el egoísmo, por observaciones imperfectas o superficiales, etc.
Tal mirada a las ampliamente descuidadas regiones de la mente, representará un saludable shock para el observador. Le convencerá de la urgente necesidad de una cultura mental metódica, que se extienda no sólo a una delgada capa superficial de la mente, sino también a aquellas vastas regiones crepusculares de la consciencia a las que hemos hecho ahora una breve visita. El observador se dará cuenta entonces del hecho de que una pauta fidedigna de fuerza interior y lucidez de la consciencia no puede derivarse en su totalidad de ese sector de la mente relativamente pequeño que permanece bajo la intensa luz de los deseos y pensamientos prefijados, ni puede ser juzgada por unos cuantos resultados óptimos de actividad mental alcanzada en un breve espacio de tiempo durante períodos intermitentes. El factor decisivo para determinar la calidad de la consciencia individual se basa en la circunstancia de sí esa débil característica de conocimiento de nuestra mente cotidiana y la porción incontrolada de la actividad cotidiana, tienden a aumentar o a disminuir.
La principal responsable de la creación y tolerancia de esa confusión y falta de método en nuestra mente, que hemos descrito, es la pequeña negligencia diaria en pensamiento, palabra y obra, que se prolonga durante muchos años de nuestra vida (y tal y como enseña el Buda, durante muchas existencias). La vieja enseñanza Budista dice: "La negligencia produce una gran cantidad de polvo y suciedad e incluso un gran montón de desperdicios. Es como sucede en una casa. Si no limpiásemos durante años la pequeña cantidad de polvo que se recoge cada uno o dos días, éste se convertiría en un gran montón de basura".
Es en la oscuridad y en los polutos rincones de nuestra mente donde habitan nuestros más peligrosos enemigos. Desde allí nos atacan de improviso y logran vencernos demasiado a menudo. Este mundo entre dos luces, poblado por deseos frustrados y resentimientos contenidos, por vacilaciones y caprichos y tantas otras figuras sombrías, forma una retaguardia desde la que las pasiones crecientes -codicia y lujuria, ira y odio- pueden derivar en poderoso soporte. Además, la oscura y obscurecedora naturaleza de esta región crepuscular es el auténtico elemento y la madre tierra de la tercera y más fuerte de las "Raíces del demonio" (akusalamula): La Ignorancia y la Ilusión.
Los intentos para eliminar las principales contaminaciones de la mente -codicia, odio e ilusión- fracasarán en tanto estas contaminaciones encuentren refugio y sustento en las regiones turbias e incontroladas de la mente; en tanto que el cerrado y complejo entramado de estos pensamientos y emociones semi-articulados formen la textura básica de la mente en la cual, precisamente, se tejen los hilos de oro del pensamiento noble y lúcido. Pero ¿qué hacer con esta masa enmarañada y difícil de manejar? El hombre, por lo general, trata de ignorarla y de confiar en las energías contrarrestadoras de su mente superficial. Pero el único remedio seguro es precisamente encararlo, sí, pero con atención mental. No se necesita nada que sea más difícil de adquirir que el hábito de apercibirse de estos conocimientos rudimentarios tan a menudo como sea posible, dirigiendo la "Atención Pura" hacia ellos. Aquí el principio fundamental es el simple hecho de que no pueden existir dos pensamientos al mismo tiempo. Si se halla presente la clara luz de la atención mental, no queda sitio para el crepúsculo mental: Cuando la atención mental continuada ha asegurado un pie firme, serán asunto de importancia secundaria, comparativamente, los procedimientos con los que la mente hará frente entonces a estos rudimentarios pensamientos, caprichos y emociones. Puede, justamente, apartarlos de sí y reemplazarlos por determinados pensamientos, o puede permitirlos e incluso obligarles a completar lo que tienen que decir. En el último caso, revelarán a menudo cuán pobres y débiles son realmente, y entonces no será difícil disponer de ellos una vez que han sido obligados a manifestarse. Este procedimiento de la Atención Pura es muy simple y efectivo; la única dificultad estriba en la perseverancia de su aplicación.
La observación de algo complejo significa identificar las partes que lo componen. Si esto se aplica a las complejas corrientes de la vida mental y práctica, se notará automáticamente una fuerte influencia reguladora. El curso de los pensamientos se sucederá de una forma menos desordenada y rebelde, como si se sintiera avergonzado por la presencia de un ojo observándole tranquilamente; no se diversificará tan fácilmente y se asemejará más y más a un río que fluye constantemente.
Durante décadas a lo largo de la vida presente y a través de recorrer durante milenios la Rueda de las Existencias, ha ido creciendo en el hombre, ininterrumpidamente, un sistema íntimamente ajustado de acciones instintivas y reflejas, tanto beneficiosas como dañinas, de prejuicios intelectuales y emocionales, de hábitos físicos y mentales de los que ya no se pone en duda su legítima posición ni su útil función para la vida humana. Aquí es de nuevo la aplicación de la Atención Pura lo que mulle el duro suelo de estos estratos, a menudo muy antiguos, de la mente humana, preparando así el terreno para la siembra de la semilla del entrenamiento mental metódico. La Atención Pura persigue e identifica los hilos simples de este tejido tupidamente entrelazado que son nuestros hábitos. Esto soluciona de manera cuidadosa las subsiguientes justificaciones de impulsos vehementes y las pretendidas motivaciones de nuestros prejuicios; examina audazmente los viejos hábitos crecidos a menudo sin sentido, y al descubrir sus raíces, ayuda a la abolición de todo lo que se ve perjudicial. En pocas palabras, la Atención Pura deja abiertas pequeñas grietas en la estructura aparentemente impenetrable del proceso mental incuestionable. Entonces la Espada de la Sabiduría empuñada por el fuerte brazo de la práctica de la meditación constante, podrá penetrar en esas grietas y finalmente romper esa estructura donde sea requerido. Si las conexiones internas sobre las partes simples de un todo aparentemente compacto se hacen inteligibles, dejan de ser inaccesibles.
Si los factores y detalles de su naturaleza condicionada llegan a ser conocidos, hay oportunidad de efectuar cambios fundamentales en ella. De esta manera, no sólo se harán "cuestionables" y perderán mucha de su auto-seguridad los hasta ahora incuestionables hábitos de la mente y también sus regiones crepusculares y sus procesos normales, sino incluso aquellos factores del mundo de la materia aparentemente sólidos e indiscutibles. A causa de esta suave auto-confianza en estos "hechos sólidos" dados por supuestos, mucha gente se siente tan impresionada e intimidada que se muestra poco dispuesta a emprender cualquier entrenamiento espiritual, dudando que se pueda efectuar algo que realmente valga la pena. Los resultados de la aplicación de la Atención Pura a la tarea de limpiar y regular la mente, animarán, por consiguiente, en gran medida a aquellos que todavía dudan de emprender el sendero espiritual.
Concluyendo, deseamos señalar que la función de poner en orden y de regular que efectúa la Atención Pura es de importancia fundamental para la "purificación de los seres" mencionada por el Buda como el primer propósito del Sattipathana. Se refiere desde luego a la purificación de sus mentes, y aquí el primerísimo paso es el de establecer un orden previo en el funcionamiento de los procesos mentales. Hemos visto cómo lo hace la Atención Pura. En este sentido, las palabras "para la purificación de los seres" son explicadas en el Comentario al Discurso sobre la Atención Mental como sigue:
"Se dice: "Las manchas ensucian a los seres; la claridad mental purifica". Esta claridad no viene a ser por esto Camino de Atención Mental (Sattipathana-Magga)".
b) Denominar
Hemos mencionado anteriormente que la función purificadora o reguladora de la Atención Pura adopta la forma de clasificar e identificar los confusos ramales del proceso mental. Esta función identificadora está, como cualquier otra actividad mental, conectada con una formulación verbal. En otras palabras, "identificación" funciona a la manera de "mención" expresa del proceso mental respectivo.
Hay un elemento de verdad en la "palabra mágica" de] hombre primitivo. Las cosas que pueden ser nombradas habían perdido su poder secreto sobre el hombre, el horror a lo desconocido. El conocimiento del nombre de una fuerza, un ser u objeto era (para el hombre primitivo) idéntico al dominio sobre ella"(1). Esta antigua creencia en el poder mágico del "conocimiento del nombre" aparece también en muchos cuentos de hadas y mitos en los que el poder de un demonio es conjurado precisamente por encararle valientemente y pronunciando su nombre.
En la práctica de la Atención Pura se hallará una confirmación de este poder de nominación. Particularmente, los "demonios de la región crepuscular" de la mente no pueden resistir la sencilla pero esclarecedora pregunta de "cuál es su "nombre", y mucho menos el conocimiento de esos nombres, lo cual por sí solo basta a menudo para disminuir sus fuerzas. No pueden soportar la tranquila mirada observadora del Viajero del Camino de la Atención Mental del Buda. Esta mirada no tiene sin embargo el efecto de retornarlos a sus escondites, sino que, por el contrario, posee el poder mágico de obligar a estos demonios de nuestros impulsos pasionales y oscuros pensamientos, a salir al aire libre, a la luz diurna de la consciencia. Se sentirán turbados y obligados a justificarse a sí mismos aunque en este estado de la Atención Despierta no hayan sido todavía sometidos a una pregunta más íntima que la de sus "nombres", su identidad. Este forzarlos a la luz mientras se hallan en un estado incipiente, les incapacitará para resistirse al escrutinio y les hará menguar. De este modo debe ser ganada la primera victoria sobre ellos, incluso en un estado primario de la práctica.
La aparición en la mente de pensamientos indeseados e innobles, aunque sean muy efímeros y solamente semi-articulados, es una experiencia desagradable para la propia autoestima, y por tanto, tales pensamientos son, a menudo, apartados a empellones, desatendidos y no encuentran resistencia. También son, frecuentemente, camuflados bajo más agradables y respetables etiquetas que esconden su verdadera naturaleza. Los pensamientos acoplados a cualquiera de estas dos actitudes, aumentarán el poder acumulado de tendencias innobles en el subconsciente. Más aún, el procedimiento adoptado debilitará la propia tendencia a resistir lo creciente y dominante del entrenamiento mental, y aumentará la tendencia a evadir sus resultados. Pero aplicando el simple método de "nombrar" esto es, registrar, clara y honestamente, cualquier pensamiento lento indeseado se excluyen esos dos peligrosos mecanismos de ignorar y camuflar, y se evitan las consecuencias que van en detrimento de la estructura del subconsciente y de nuestros esfuerzos mentales conscientes.
Llamando por su nombre adecuado a estos pensamientos innobles o a nuestros defectos, como por ejemplo la pereza, surgirá en nuestra mente una resistencia interior creciente e incluso una repugnancia hacia ellos que puede muy bien tener éxito en su control y eliminación final. Incluso si estos pensamientos indeseables no son totalmente puestos bajo control por tales métodos, llevarán consigo el impacto de recordar una repetida resistencia contra ellos y esto les debilitará en el caso de que reaparezcan. Si continuamos personificándolos, podemos añadir que no seguirán siendo los dueños indiscutibles de la escena, y esta falta de confianza en sí mismos hará considerablemente más fácil el hacerles frente. Es el poder de la vergüenza moral (hiri-bala) lo que se ha unido aquí como un aliado y ha sido metódicamente fortalecido por este simple pero sutil método psicológico.
La denominación y el registro se extienden también, desde luego, a los pensamientos nobles y a los impulsos que serán estimulados y fortalecidos por ellos. Sin una atención deliberada hacia ellos, podrían a menudo pasar desapercibidos y permanecer estériles, en tanto que una clara consciencia de ellos, estimulará su crecimiento.
Ella (la denominación) es una de las características más beneficiosas de la Atención Mental, y en particular de la Atención Pura, que nos capacita para utilizar para nuestro progreso todos los acontecimientos externos y todo el proceso mental interno. Incluso lo insaluble puede ser convertido en punto de partida hacia lo saludable si llega a ser un objeto de conocimiento objetivo a través el mecanismo de "denominación" y "registro".
En varios pasajes del Sattipathana Sutta la función de "denominación" o "registro puro" parece estar indicada formulando las respectivas manifestaciones por la vía del diálogo directo. Hay por lo menos cuatro ejemplos en el Discurso:
1) Cuando experimenta un sentimiento agradable, él sabe "experimento un sentimiento agradable", etc.;
2) Él reconoce el estado de la mente con deseo. "La mente contiene deseo", etc.;
3) Si hay en él presente un (el obstáculo de) deseo sensorial, él sabe "el deseo sensorial está presente en mí", etc.;
4) Si el factor iluminador Atención Mental está presente en él, él sabe "El factor iluminador Atención Mental está presente en mí", etc.
En conclusión, debemos señalar brevemente que la "ordenación" y la "denominación" de los procesos mentales es la preparación indispensable para su completa comprensión en su verdadera naturaleza, que es la labor de la Intuición (vispasana). Estas funciones efectuadas por la Atención Pura, ayudarán a dispersar la ilusión de homogeneidad (ghana-vinibbhoga) de los procesos mentales; también ayudarán a determinar su exacta naturaleza o características y a percibir su momentánea aparición y desaparición.
LOS PROCEDIMIENTOS NO-COACTIVOS
Tanto el mundo que nos rodea, como el mundo de nuestra propia mente, están llenos de experiencias indeseadas y frustraciones, de impulsos hostiles y conflictivos. El hombre sabe por propia y amarga experiencia, que no es lo suficientemente fuerte como para conocer y conquistar en combate abierto cada una de estas fuerzas antagónicas fuera y dentro de él. Sabe que en el mundo exterior no "puede tenerlo todo como le gustaría" y que en el mundo interno de su mente, las pasiones e impulsos, manías y fantasías, vencen a menudo a las voces del deber, la razón y las más elevadas aspiraciones.
Además el hombre sabe que, con frecuencia, una situación indeseable puede incluso empeorar si se ejerce sobre ella una excesiva presión. De este modo los deseos apasionados pueden crecer en intensidad si se trata de silenciarlos mediante la simple fuerza de la voluntad. Las disputas y enfrentamientos continuarán indefinidamente y se tornarán más feroces si son ventiladas una y otra vez por airadas réplicas o vanos intentos de aplastar completamente la actitud de la otra persona. Una perturbación durante el trabajo, el descanso o la meditación, se experimentará con mas fuerza y tendrá un impacto más duradero si se reacciona con resentimiento, ira o tentativas de suprimirla.
Una y otra vez, el hombre se encontrará en su vida con situaciones en las que no puede forzar los resultados. Pero existen formas de manejar algunas de las vicisitudes de la vida y muchos de los conflictos de la mente, sin aplicar la fuerza. Los medios no violentos pueden a menudo triunfar donde los intentos de coacción interna o externa han fallado; tal forma de dominio no-violento de la vida y de la mente es el Sattipathana.
Todos los poderes latentes que se derivan de un intento no-coactivo se desarrollaran a sí mismos con todos sus beneficiosos resultados y sus implicaciones amplias e inesperadas mediante la aplicación metódica de la Atención Pura, siendo ésta la práctica básica para el desarrollo de la Recta Atención Mental. Sin embargo, en este contexto estamos preocupados principalmente por los beneficios del dominio de la mente y por el progreso que pueda derivarse para la meditación de un proceso no-coactivo; pero debemos también verificar ocasionalmente sus repercusiones sobre la vida cotidiana. No le resultará difícil al lector atento aplicar lo expuesto a sus propios problemas.
Los impulsos antagónicos que aparecen durante la meditación y que son susceptibles de trastornar su tranquilo discurrir, son de tres clases:
1. Perturbaciones exteriores, tales como un ruido;
2. Contaminaciones mentales (kilesa), tales como codicia, ira, insatisfacción, pereza, que pueden surgir en cualquier momento durante la meditación;
3. Pensamientos inconexos incidentales, entrega al sueño diurno, etc.
La aparición de estas distracciones es el gran obstáculo para los principiantes en meditación que no han adquirido todavía la destreza suficiente como para manejarlos eficientemente. Conceder importancia a estos factores perturbadores solamente cuando ya han surgido en el preciso instante de la meditación, será absolutamente insuficiente. Si nos sorprenden con la guardia baja, se podrá batallar con ellos de una forma más o menos ineficaz y azarosa, y con un sentimiento de irritación que constituirá un impedimento adicional. Si las perturbaciones de cualquier clase y las reacciones inexpertas a ellas se producen varias veces durante una sesión, uno se sentirá finalmente frustrado e irritado y tendrá que suprimir cualquier otro intento de meditar, al menos durante la presente ocasión.
Incluso los practicantes de meditación que se hallan bien informados al respecto (ya sea mediante libros o mediante un profesor) de todos los detalles concernientes al tema de meditación elegido, están a menudo faltos de instrucción acerca de cómo manejar diestramente estas variedades de perturbaciones mentales mencionadas anteriormente. El sentimiento de impotencia ante ellas es la mayor dificultad inicial para un principiante de meditación. Muchos han aceptado en este punto la derrota de la meditación. Tanto en los asuntos mundanos como en la meditación, la manera de afrontar las "dificultades iniciales" será a menudo decisiva para tener éxito o fracasar.
Al enfrentarse a las perturbaciones externas o internas, el principiante inexperto o sin instrucción, reaccionará por lo general de dos maneras: primero, tratará de apartarlas suavemente y, si fracasa, intentará suprimirlas empleando la fuerza de voluntad. Pero estas perturbaciones son como insolentes moscas: ahuyentándolas (primero con suavidad y posteriormente con creciente vigor e ira) se puede o no tener éxito en espantarlas por un tiempo, pero, generalmente, retornaran con una constancia exasperante, y el esfuerzo y la vejación de "ahuyentarlas habrá producido una perturbación adicional en nuestra compostura.
El Sattipathana, a través de su método de la Atención Pura, nos ofrece una alternativa no-violenta para estos inútiles e incluso perjudiciales intentos de supresión por la fuerza.
Un procedimiento no-violento y fructífero para el control de la mente tiene que comenzar con la actitud mental adecuada. Tiene que haber en primer lugar el completo conocimiento y la juiciosa aceptación del hecho de que estas tres fuerzas antagónicas o factores perturbadores son cohabitantes del mundo en el que vivimos, nos guste o no. Nuestra desaprobación no alterará este hecho. Con algunos de ellos tendremos que negociar, con otros -las contaminaciones mentales- tendremos que aprender cómo manejarlos con eficacia hasta que los conquistemos definitivamente.
1. Desde el momento en que no somos los únicos habitantes de este mundo densamente poblado, es seguro que tienen que existir "perturbaciones externas" de varias clases, tales como los ruidos o las interrupciones de los visitantes. No podemos vivir siempre en "gloriosa soledad" "imperturbados por los ruidos de hombres o animales", o en "torres de marfil" muy por encima de la multitud. La meditación Pura no es escapismo, ni significa proporcionar un escondite para el olvido temporal. La verdadera meditación tiene como propósito enseñar a la mente humana, a afrontar, comprender y conquistar el mismo mundo en el que vivimos y que también incluye los numerosos obstáculos que existen para la Vida de meditación.
2. Un maestro de Sattipathana, el Venerable U Sobhana Mahatera (Mahasi Sayadaw) de Birmania dice: "En un mundo no liberado es seguro que surgirán una y otra vez las contaminaciones de la mente. Hay que afrontar el hecho y conocer bien estas contaminaciones para aplicar una y otra vez el remedio adecuado del Sattipathana. Entonces se irán debilitando, vivirán menos tiempo y finalmente desaparecerán. El conocer la incidencia y naturaleza de las contaminaciones es por esta razón tan importante para un meditador como conocer la incidencia de sus nobles pensamientos.
Encarando las propias contaminaciones nos sentiremos estimulados a incrementar el esfuerzo encaminado a eliminarlas. Por otra parte, si por falsa vergüenza u orgullo uno trata de apartar la mirada cuando surgen, nunca uno se opondrá verdaderamente a ellas y siempre evadirá un decisivo y último encuentro. Asestándoles golpes a ciegas, lo único que se conseguirá es agotarse o incluso dañarse uno mismo. Pero observando cuidadosamente su naturaleza y comportamiento cuando surgen en la propia mente, seremos capaces de enfrentarnos a ellas bien preparados, prevenirlas a menudo y finalmente desvanecerlas completamente. Por tanto, afronta tus contaminaciones con mirada franca y abierta! ¡No te sientas avergonzado, asustado o acobardado!