Deportista o Artista Marcial.
La Polémica Sigue en Pie.
 
Por: Henry Binerfa Castellanos
Creador del Sistema ShinKaiDo Ryu
 
 
Antes de entrar en la idea central de este articulo me gustaría explicarles el motivo por el cual me he decidido a escribir este artículo de características, podríamos decir separatistas, pero en verdad es que siento la necesidad de defenderme por ser yo mismo víctima en múltiples ocasiones de los ataques en contra de los artistas marciales, lanzados por su contraparte los “deportistas” [1] los cuales me han dicho sin reflexión, que yo y mis seguidores somos un bando de locos, salidos de viejas películas de acción, con sistemas de entrenamiento erróneos.
 
Mi respuesta está destinada a elevar la cultura marcial de estas personas, y en ningún momento es mi intención agredirles ni reprocharles el camino que por si mismos ellos han escogido. Aclaro ante todo que yo nací primeramente como deportista y posteriormente me forje como artista marcial. Que esto sirva de dato para la comprensión de que he estudiado los puntos coincidentes o diferenciales de ambas partes.
 
Primeramente miremos con un carácter retrospectivo y nos daremos cuenta  de que el arte marcial fue el padre y el deporte fue el hijo. Pues al inicio el arte marcial se origina en los campos de batallas y todas sus técnicas fueron empleadas con el supremo fin de dañar al guerrero del bando contrario, unos años después se originaron las competiciones de combate que tenían como fin entretener al publico, como fue el coliseo romano y los famosos gladiadores, en Roma por solo citar un ejemplo. Considerando que el arte marcial es el padre, ¿qué es lo mínimo que un hijo le debe a su creador? Indudablemente “respeto”.
 
Les invito a que vean el siguiente cuadro donde comparamos las dos vertientes:
 
Artista Marcial
Deportista
Abstracto
Concreto / especifico
Subjetivo
Objetivo
Artística
Técnico científica
Hemisferio Cerebral derecho
Hemisferio Cerebral izquierdo
Desarrollada a partir de la filosofía y el arte.
Desarrollada a partir de la ciencia.
Destinada a desarrollar espiritualmente a la persona e interesada en la capacidad de comprender.
Mas interesada en lo material (medallas, reconocimientos, escala de lugares, etc.).
La enseñanza se basa en una relación como si se tratase de padre a hijo.
Una relación mas bien apegada al cuerpo físico y sin importar mucho la parte interna del alumno.
Se practica hasta la muerte, y se es como el vino mientras más viejo, mejor sabor adquiere.
Se practica durante un periodo de la vida y se convierte el atleta en una materia prima la cual al final se desecha.

Los deportes de combate tienen gran importancia realmente en nuestra era pero no es menos cierto que han llevado a la mutilación de la esencia de muchas artes que fueron adaptadas al plano deportivo. El Budo no es un juego es algo para todo momento, pues es una forma de vida.

En cualquier campeonato actual podemos observar que el apego a la victoria le ha amputado al arte marcial su verdadero significado. ¿En qué se han convertido las técnicas y los principios? Solo queda temores por la derrota y violencia exagerada. Sobre el cuadrilátero solo nos llegan las impresiones de burdas imitaciones de aquellos antiguos principios que fueron instruidos por los grandes maestros. Así  queda evidente que la unión del cuerpo, la mente y el espíritu  no puede desarrollarse en este contexto. Por qué el Budo no es un deporte.

Leemos de “PANTAJALI” lo siguiente:
 

“ El verdadero secreto de la evolución  es lograr la manifestación de la perfección que ya está en cada ser; esa perfección  ha sido detenida y el alma infinita que hay detrás está luchando para expresarse a sí misma”

“...Por lo tanto, no existe ninguna razón para creer que la competición es necesaria para el progreso”.

 “Aún cuando toda competición haya cesado, esa perfecta naturaleza oculta nos haría avanzar hasta que cada uno se hubiese tornado perfecto”.

En su sentido original la competencia en el Budo tiene por objetivo el salvar la vida. Morihei Ueshiba decía que en el Budo no hay competencia (deportiva) porque en la vida real el trofeo que uno obtiene es la propia vida (ser derrotado es morir o resultar gravemente lesionado).
 
A propósito, hay una historia de un legendario guerrero invencible al que le preguntaron el por qué no había sido derrotado nunca, a lo que él respondió - Sólo peleo cuando sé que voy a ganar, de lo contrario busco algún pretexto para evitar el combate -, esta historia nos muestra cuán serios eran estos enfrentamientos. Así que con la barbilla bien en alto pueden seguir marchando los artistas marciales sin importarles que se diga o cuanto se diga, y si ser loco es vivir bajo los preceptos morales y éticos del Budo tradicional, pues yo soy uno de esos locos de mayor rango dentro del hospital.
 
“Existe una gran diferencia entre artista marcial y deportista, entre deporte y arte marcial, el deportista solo ve lo externo, busca saciar su ego con medallas y victorias ilusorias. El artista marcial va hasta lo más profundo de la enseñanza, prácticamente aislado de lo común, se convierte en el camino mismo y el arte fluye de su cuerpo, su mente y su espíritu, simplemente es parte de la esencia que no todos pueden digerir con gusto eterno. Nunca el artista marcial se separa de su arte, aun en el momento de su muerte su pensamiento lo dirige al Dojo, su Sensei y su estilo”.
 
Henry Binerfa C.
Martes, 16 de marzo de 2004
 
 
[1] Actualmente las artes marciales se dividen en dos grandes grupos: el primero es donde se agrupan las artes marciales competitivas y el segundo es donde se agrupan aquellas que no les interesa para nada la competición y que siguen las enseñanzas y los códigos del Budo tradicional.

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