- ¿Quién muere?
- Por Pablo Neruda
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las íes a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no pregunta de un asunto que desconoce o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.
La vida tiene muchas definiciones. Diríamos que la vida es Dios, la vida es el espíritu, la vida es la verdad, la vida es el amor, la vida es el principio y muchas otras cosas más, pero de la que estamos hablando aquí diríamos que es, el tiempo de duración entre el nacimiento y la muerte física - desde el momento que nacemos físicamente hasta el momento que ese cuerpo físico que salió del vientre de cada madre detiene sus funciones físico-vitales y por lo tanto no puede ejecutar actividades con él.
Ese lapso de tiempo, como hemos dicho antes, del nacimiento hasta el paro físico, es, diríamos, la única oportunidad que tenemos para aprender sin eludir las situaciones. O sea, nacemos, aprendemos a usar nuestro cuerpo físico, crecemos, y con ese cuerpo decidimos, dentro de nuestro Karma, las actividades que hemos de escoger. Por supuesto, el cuerpo físico no es el único que determina el rumbo de nuestra vida física. Tenemos nuestro cuerpo mental, nuestro cuerpo vital y nuestro cuerpo físico (los tres mosqueteros) que en conjunto, y si se saben guiar bien, son los que nos hacen avanzar en nuestra evolución.
Ahora bien, como dije antes, a través de la vida es que aprendemos sin eludir. ¿Qué es eso? Aprender sin eludir es aprender a través de los tropiezos, los errores, y los obstáculos (no los podemos eludir), ya que si lo quisiéramos hacer tendríamos que matarnos y suprimir a voluntad ese periodo de tiempo, y eso se llama suicidio, del cual hablaremos más adelante en otros capítulos.
Él aprender a vivir nos lleva muchas vidas y la totalidad de cada una de ellas. Así que tropiezos, errores y obstáculos hay por montón, cada uno de ellos repetidos hasta que aprendemos y continuamos aprendiendo el próximo.
La muerte como dije antes es el final de cada vida, es el momento o etapa última de ese segmento que le llamamos vida física. Es muy importante tener en cuenta que la Vida, con mayúscula [la Vida Absoluta], o sea, que la energía vital, el estar consciente de ser, es infinita, imperecedera y permanente. Teniendo esto en cuenta, se puede observar la vida, con minúscula [la vida relativa], como partes o segmentos de un Gran Todo Infinito, en donde la parte que nos toca o estamos conscientes es física-material por un tiempo y como parte de la Evolución Total de un Universo Espiritual que busca espiritualizar la materia para hacerla parte del Todo en su Evolución.
Después de tener claro esto iremos a lo que le llamamos la muerte. Al igual que dije de la vida, hay muchas clases de muerte, ya que desde el momento en que nacimos, estamos muriendo. Pero bueno, hablemos de la muerte en sí, de ese momento o periodo de tiempo en que estamos concluyendo la vida. A eso nos vamos a referir hoy.
La muerte, palabra que nadie quiere escuchar, y que definitivamente sería algo maravilloso, si pudiéramos incluir esa palabra como parte de nuestro vocabulario normal, ya que la muerte es parte de la vida, y una parte muy importante. La muerte es el final, la terminación, la última etapa de cada una de nuestras vidas aquí en la tierra.
En esa etapa final, que a veces dura un instante y otras toma cierto tiempo, cuando se llega a ella hay que estar preparados, al igual que la madre que va a dar a luz un ser, se prepara nueve meses con anterioridad a ese acontecimiento. No existe una mujer que el día ante de que dé a luz un hijo no se haya dado cuenta de que algo está pasando, que hay un ser en su vientre y que tarde o temprano va a salir al exterior. Al igual que eso, cuando llegamos al final de lo que llamamos vida, tenemos que estar preparados para la transición. Cuando eso coge de sorpresa, son muchas las angustias que se pasan, muchas las tristezas, muchas las preguntas que nos hacemos y por lo tanto, es muy difícil ese paso. Algunas veces, en mi propio vocabulario, diría yo, que la persona pasa a través de una cesárea mortuoria. La persona pasa a través de un gran trauma al morir, al pasar de un plano al otro.
Al igual que para dar a luz un ser saludable hay que tomar vitaminas, tener una dieta balanceada y perseverar en la práctica de hábitos saludables, para morir en paz, en amor y consciente del extraordinario proceso de la muerte, hay que prepararse durante la vida, es más, la vida completa es un proceso de preparación para la muerte.