Observando El Bendito las formas de la Sociedad, notó cuanta miseria llegaba de la malignidad y de las ofensas tontas, hechas solamente para gratificar la vanidad y el orgullo propio. Y el Buda dijo - Si un hombre tontamente me hace daño, le devolveré la protección de mi amor ilimitado; mientras más maldad llegue de él, más bondad le daré; la fragancia de la bondad siempre viene a mí y el aire dañino de la maldad va hacia él.
- Un hombre tonto advirtiendo que el Buda observaba el principio del amor inmenso que glorifica el regreso del bien por el mal, llegó y comenzó a abusarlo. El Buda permanecía en silencio, apiadándose de su tontería. Cuando el hombre terminó su abuso, el Buda le preguntó:
- Hijo, si un hombre declina el aceptar un regalo que le han hecho, ¿a quién pertenecería el regalo entonces?
- Y él respondió - En ese caso, pertenecería al hombre que lo ofreció. - Hijo - dijo el Buda - me has injuriado, pero renuncio a aceptar tu insulto y te pido que te lo guardes. ¿No sería una causa de miseria para ti? Como el eco pertenece al sonido y la sombra a la sustancia, así la miseria se apoderará sin fracasar del hacedor del mal.
El abusador no respondió, y Buda continuó - Un hombre maligno que vitupera a un virtuoso es como alguien que mirando hacia arriba escupe a los cielos; su escupitajo no ensucia el cielo sino que regresa y mancha su propia persona. El difamador es como alguien que lanza polvo a otro cuando el viento sopla en su contra; el polvo regresará a aquel que lo ha lanzado. El hombre virtuoso no puede ser herido y la miseria que el otro le trate de infringir rebotará hacia él mismo.
El abusador se retiró avergonzado, pero regresó otra vez y tomó refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha.
El Maestro le dijo a Pai-hsiu:
- Ambos, los Budas y los seres sintientes surgen de la Mente, y no hay otra realidad que esta Mente. Ella ha existido desde el pasado sin principio; ella no conoce nacimiento ni muerte; ni es azul ni amarilla; ni tiene figura ni forma; está más allá de la categoría de ser y no-ser; no se puede medir por edad, vieja o nueva; ni es larga ni corta; ni grande ni pequeña; porque trasciende todos los limites, palabras, indicaciones y opuestos. Debe tomarse justamente como es en ella misma; cuando tratamos de agarrarla en nuestros pensamientos, se elude. Es como el espacio donde todos sus límites están más allá de la medida; ningún concepto se puede aplicar aquí.
Esta Mente Única es el Buda que no se puede separar de los seres sintientes. Pero porque la buscamos exteriormente en el mundo de la forma, mientras más la buscamos más lejos se aparta de nosotros. Hacer que el Buda se busque a sí mismo o hacer que la mente se agarre a sí misma - es una imposibilidad hasta el final de la eternidad. No nos damos cuenta que tan pronto como nuestros pensamientos cesen y todos los intentos de formar ideas son olvidados el Buda se revela él mismo ante nosotros.
Esta Mente no es otra que Buda, y el Buda no es otro que los seres sintientes. Cuando la Mente asume la forma de todos los seres sintientes, no ha menguado; cuando llega a ser un Buda, no se ha añadido nada a ella. Incluso cuando hablamos de las seis virtudes de la perfección (paramitas) y otras diez mil acciones meritorias iguales al número de granos de arena del Ganges, todas ellas están en el ser de la Mente misma; ellas no son algo que se le pueda agregar a la Mente por alguna disciplina. Cuando las condiciones están trabajando, se establece; cuando las condiciones cesan de operar, permanece en quietud. Aquellos que definitivamente no tiene fe en esto, que la Mente es Buda, y tratan de lograrlo por medio de una disciplina apegada a la forma, se rinden a una fantasía o imaginación incorrecta; se desvían del camino correcto.
La Mente no es otra que el Buda; no hay Buda fuera de la Mente, ni hay ninguna mente fuera de Buda. Esta Mente es pura y al igual que el espacio, no tiene formas especificas [por lo cual puede ser distinguida de otros objetos]. Tan pronto como hagas surgir un pensamiento y se comienza a formar una idea de él, arruinas la realidad misma, porque entonces te apegas a la forma. Si buscas la Budeidad practicando las seis virtudes de la perfección y otras diez mil acciones meritorias, esto es calificar [el logro de la Budeidad]; porque desde el pasado sin comienzo no hay Buda que su logro haya sido calificado así. Cuando ustedes obtienen un discernimiento en la Única Mente encuentran que no hay una realidad particular [que pueda llamarse Mente]. Esta imposibilidad de logro no es otra que el Buda verdadero mismo.
Los Budas y los seres sintientes surgen de la Mente Única y no hay diferencia entre ellos. Es como el espacio donde no hay complejidades, ni está sujeto a la destrucción. Es como el gran sol que ilumina los cuatro mundos: cuando se levanta, su luz penetra por el mundo entero, pero el espacio mismo no logra ninguna iluminación. Cuando el sol se pone la oscuridad reina en todas partes, pero el espacio mismo no comparte su oscuridad. La luz y la oscuridad se empujan la una a la otra para tomar el lugar prevaleciendo alternativamente, pero el espacio mismo es un vacío vasto y no sufre vicisitudes.
Lo mismo puede decirse de la mente que constituye la esencia del Buda tanto como la de los seres sintientes. Cuando tomas a Buda por una forma de pureza, luz y emancipación y a los seres sintientes por la corrupción, la oscuridad y la trasmigración, nunca tendrás la ocasión, aunque sea por mucho tiempo, [que tu lucha continúe] de lograr la iluminación; mientras te adhieras a este camino de entendimiento, estarás apegado a la forma. Y en esta Mente Única no hay una forma de particularidad para que pongas tus manos sobre ella.
Esa Mente que no es otra que Buda no es entendida por los Budistas de hoy en día; y por esa inhabilidad de ver dentro de la Mente como ella es, ellos se imaginan una mente al lado de la Mente misma y buscan a Buda exteriormente en la forma. Esta forma de disciplina es un error, no es el camino de la Iluminación.
Es mucho mejor hacerle ofrendas a un hombre espiritual que está libre de apegos mentales que hacer ofrendas a todos los Budas en las diez regiones. ¿Por qué? Porque ser libre de los apegos de la mente significa ser libre de todas las formas de imaginación.
Como La Semejanza se expresa a sí misma interiormente puede ser como madera o roca, permaneciendo ahí inmóvil y firme; mientras externamente es como el espacio, nada es obstruido o reprimido. Como La Semejanza es libre de actividad y pasividad, no conoce orientación, no tiene forma, ni hay ganancia ni pérdida. Aquellos que corren (salvajemente) ni se atrevan a entrar en el Camino ya que tienen temor de caer en un vacío donde no hay sostén para mantenerlos aguantados. Ellos aventajan el retiro a medida que lo hacen. Son los buscadores que ponen la pauta para el aprendizaje y el entendimiento intelectual. Muchos son definitivamente estos buscadores, tantos como cabellos tenemos; mientras que aquellos que buscan la verdad son unos pocos así como cornamenta hay en el mundo.
Manjusri corresponde a li (razón o principio) y Samantabhadra a hsing (vida y acción). Li es el principio del verdadero vacío y la no- obstrucción, hsing es una vida de desapego de la forma, e inagotable. Avalokitesvara corresponde al amor perfecto y Sthamaprapta a la perfecta sabiduría. Vimalakirti significa 'nombre incorrupto'; la incorrupción es la Esencia y el nombre es la forma. La Esencia y la forma no son dos cosas diferentes dado que el nombre es Vimala-kirti ("nombre puro"). Todo eso que es representado por cada uno de los grandes Bodhisattvas está presente en cada uno de nosotros, porque es el contenido de la Única Mente. Todo estará bien cuando despertemos a la verdad.
Los Budistas de los días presentes miran al exterior en lugar de interiormente y dentro de sus propias mentes. Ellos se apegan por su propia voluntad a la forma y al mundo - que es la violación de la verdad.
El Buda se refiere a las arenas del Ganges en esta forma: estas arenas son pisadas y caminadas por todos los Budas, Bodhisattvas, Sakrendra, y otro devas, pero las arenas no están felices por eso; de nuevo ellas son pisadas y andadas por las vacas, las ovejas, los insectos, y las hormigas, pero las arenas no se irritan; puede que ellas escondan toda clase de tesoros y sustancias perfumadas, pero no las codician para sí mismas; ellas pueden que estén manchadas con toda clase de suciedades y materiales fétidos, pero ellas no sienten hastío. Una actitud mental de esta naturaleza es la del que ha realizado el estado de mushin ("estar libre de los apegos mentales").
Cuando una mente es libre de toda forma, ella ve [dentro del hecho] que no hay distinción entre los Budas y los seres sintientes; cuando este estado de mushin es logrado, se completa la vida Budista. Si los Budistas son incapaces de ver en la verdad del mushin sin nada que se interponga, todas sus otras disciplinas de eones no los capacitará para obtener la iluminación. Siempre estarían prisioneros con la noción de disciplina y mérito como lo fomentan los seguidores del Triple Vehículo, nunca lograrían la emancipación.
Para lograr este estado de mente (mushin), algunos son más rápidos que otros. Hay algunos que logran el estado de mushin al momento solamente escuchando un discurso sobre el Dharma, mientras que hay otros que lo logran solamente después de ir a través de todos los grados de la Bodhisattvadad, tales como las diez etapas de la fe, las diez etapas de la permanencia, las diez etapas de disciplina y las diez etapas de convencimiento. Puede que se requiera más o menos tiempo en el logro del mushin, pero una vez obtenido, finaliza toda la disciplina y todo el entendimiento y sin embargo realmente no hay nada que se haya obtenido. Es la verdad y no la falsedad. Ya sea si ese mushin es logrado en un pensamiento o a través de ir por las diez etapas, su trabajo práctico es el mismo y no hay ninguna duda de que uno sea más o menos profundo que el otro. Sólo ese que ha pasado a través de largos tiempos y dura disciplina.
Cometer malignidades o practicar la bondad, ambos son el resultado del apego a la forma. Cuando las maldades son cometidas por estimar el apego a la forma uno tiene que sufrir la trasmigración; cuando la bondad es practicada por estimar el apego a la forma, uno tiene que ir a través de una vida de penalidades. Es mucho mejor por lo tanto ver todo al instante en la esencia del Dharma a medida que la oyes y percibes cuando se expone.
Por Dharma entendemos la Mente, porque no hay Dharma aparte de la Mente. La Mente no es otro que el Dharma, porque no hay Mente aparte del Dharma. Esta Mente en sí misma es no-mente (mushin), y no hay no-mente tampoco. Cuando la no-mente es buscada por una mente, esto la hace un objeto particular de pensamiento. Hay solamente el testimonio del silencio, y va más allá del pensamiento. Por lo tanto se dice que [el Dharma] corta el camino a las palabras y pone final a toda la forma de actividad mental, especialmente el pensar.
Esta Mente es el Origen, el Buda absolutamente puro en su naturaleza, y está presente en cada uno de nosotros. Todos los seres sintientes ya sean viles y degradados no son en este asunto en particular diferentes de los Budas y los Bodhisattvas - ellos son todos de una sustancia. Sólo por sus imaginaciones y discriminaciones falsas, los seres sintientes trabajan su karma y recogen su resultado, mientras que en la esencia misma de su Buda, no hay nada que corresponda a ello; la Esencia está vacía y deja que todo pase a través, está en quietud y descanso, está iluminando, es paz y productora de bienaventuranza.
Cuando interiormente tienes un profundo discernimiento acerca de esto, de inmediato te das cuenta que todo lo que requieres está ahí en perfección y en abundancia y no necesitas nada. Puede que te hayas disciplinado formal y diligentemente por los tres asamkhyeya kalpas pasados y hayas pasado a través de todas las etapas de la Bodhisattvadad; pero cuando se llega a tener el entendimiento en un solo pensamiento, éste no es otro que ese que dice que eres del primer Buda mismo y ningún otro. El entendimiento o la realización no te ha añadido nada sobre esta verdad. Cuando miras hacia atrás y evalúas todas las medidas disciplinarias que has pasado a través, solamente encuentras que ellas han sido no más que las muchas cosas inútiles que has hecho en un sueño. Por lo tanto, el Tathagata ha dicho que él no ha obtenido nada cuando se hubo iluminado, y que si hubiera logrado realmente algo, el Buda Dipankara nunca lo habría testificado.
De nuevo el Tathagata dijo que este Dharma es perfectamente imparcial y libre de irregularidades. Por Dharma se entiende el Bodhi. Esto es, esta Mente pura formando el origen de todas las cosas es perfectamente imparcial en todos los seres sintientes, en todas las tierras del Buda, y también en todos los otros mundos juntos con montañas, océanos, etc., cosas con forma y cosas sin forma. Todas ellas son imparciales, y no hay marcas de distinción entre este objeto y eso. Esta Mente pura, el Origen de todas las cosas, es siempre perfecta, iluminadora y toda penetrante. Las personas son ignorantes de esto y toman que lo que ven, oyen, piensan y conocen por la Mente misma; y su discernimiento es entonces velado e incapaz de penetrar en la sustancia misma que es clara e iluminadora. Cuando entiendas o realices el mushin sin ninguna intervención [esto es, intuitivamente], la sustancia misma se te es revelada. Es como el sol revelándose a sí mismo en el cielo, su iluminación penetra las diez potestades y no hay nada que interfiera con su travesía.
Por esta razón, cuando los seguidores del Zen fracasan en ir más allá de sus sentidos y pensamientos, todos sus acciones y movimientos no tienen significado alguno. Pero cuando los sentidos y los pensamientos son aniquilados, todos los pasajes de la Mente son bloqueados y ninguna entrada entonces llega a ser posible. La Mente original se debe reconocer junto con los trabajos de los sentidos y pensamientos, solamente que no pertenecen a ellos ni son independientes de ellos. No construyan sus puntos de vista sobre sus sentidos y pensamientos, no lleven a cabo su entendimiento basado en sus sentidos y pensamientos; pero al mismo tiempo no busquen la Mente fuera de sus sentidos y pensamientos, no agarren el Dharma a través de rehusar sus sentidos y pensamientos. Cuando ni estas apegado ni desapegado de ellos, cuando no habitas ni te agarras a ellos, entonces disfrutas tu libertad sin obstrucción perfecta, entonces tienes tu asiento en la iluminación.
Cuando las personas aprenden que lo que es trasmitido de un Buda a otro es la Mente misma, ellos se imaginan que hay un objeto en particular conocido como mente la cual intentan agarrar o entender o realizar; pero esto es buscar algo fuera de la Mente misma, o crear algo que no existe. En realidad, sólo existe la Mente. No puedes perseguirla erigiendo otra mente; por mucho tiempo que la hayas buscado, a través de cientos de miles de kalpas, no llegará nunca el tiempo que puedas decir que la tienes. Sólo cuando tengas el despertar inmediato al estado de mushin tendrás tu propia Mente. Es como la búsqueda del hombre fuerte por su propia gema escondida en su frente: mientras que la busque fuera de él en los diez dominios, nunca la encontrará; pero deja que el sabio señale donde está escondida, y el hombre instantáneamente percibirá su propia gema que ha estado allí desde el mismo principio.
El fracaso de los seguidores del Zen en reconocer al Buda es debido a su reconocimiento incorrecto de dónde está su propia Mente. Ellos la buscan exteriormente, preparan toda clase de ejercicios que esperan dominar gradualmente, y trabajan diligentemente a través de las edades. Sin embargo fracasan en alcanzar la iluminación. Ningún trabajo se puede comparar con el despertar inmediato al mismo estado de mushin.
Cuando llegas al entendimiento más determinado al efecto de que todas las cosas en su naturaleza no tienen posesiones, ni apegos, ni dependencias, ni habitación, ni condiciones mutuas, llegarás a ser libre de albergar imaginaciones, lo cual es la realización del Bodhi. Cuando el Bodhi es realizado, tu propia Mente, que es el Buda, es realizada. Entonces se encuentra que todas las acciones de todos los tiempos y edades no han sido nada más que disciplinas. Cuando el hombre fuerte recobra su propia gema en su frente, la recuperación no tiene nada que ver con todos sus esfuerzos gastados en su búsqueda externa. Así dijo el Buda: "Yo no he tenido ningún logro al obtener la Iluminación". Estando ansioso acerca de que no creamos esto, él se refiere a los cinco ojos y las cinco declaraciones. Pero esa es la verdad, no la falsedad, porque esa es la primera declaración verdadera.