Era domingo y el día estaba precioso; mi esposo y yo nos dispusimos a dar un paseo, queríamos a ir a la Feria del Libro que se había inaugurado el día anterior. Allí se estaban exponiendo y vendiendo libros, pinturas y diferentes objetos de arte. Así que nos montamos en el automóvil y mi esposo guió hasta Coconut Grove, el lugar donde estaba la feria. Una vez allí, estacionamos, y nos dispusimos a caminar a través de las calles cerradas a los automóviles y abiertas al público; la temperatura, en estos días de enero en Miami, permite que se camine agradablemente. Los kioscos, con sus banderines de publicidad, brillaban con la luz del mediodía en todo su esplendor.
Había mucha gente, nos tropezábamos los unos con los otros. Cada kiosco representaba una editorial o una galería de arte diferente. Nos detuvimos delante de un kiosco pequeño, en el que había varias pinturas y algunas esculturas; nuestra vista se dirigió inmediatamente a un lienzo / óleo de más o menos 18 pulgadas de ancho y 12 de altura, un fondo completamente blanco y sobre ese fondo la silueta gris de una persona, casi imperceptible, con su cabeza hacia abajo, y nada más; su titulo era ‘El Bodhisattva’.
Mi esposo comentó, “No entiendo, ¿Qué es un bodhisattva?”
Aunque estoy casada hace cuarenta y dos años y gran parte de ese tiempo he sido budista, eso no quiere decir que mi esposo profese la misma religión o esté enfocado en los mismos puntos de vista. Siempre nos hemos respetado nuestras formas de ver la vida y la tolerancia, de ambas partes, ha estado siempre presente. – Lo absoluto y lo relativo pueden estar en el mismo lugar, es más, están en el mismo lugar, ambos son uno y lo mismo; es sólo el activar el pensamiento para ver un punto de vista determinado. Cuando comprendes, cuando ves lo absoluto, lo relativo es lo absoluto, o mirándolo de otra forma, no existe. – Mi esposo y yo hemos estado juntos por más de cuarenta años, y no es que yo te esté diciendo que yo soy el absoluto y él es el relativo, sino que en nuestra relación, he podido entender lo absoluto y lo relativo, y por lo tanto, mi camino se ha abierto a percibir que solamente la unidad existe. – Así, que él no sabía lo que era un bodhisattva y estaba preguntando por ello, y en ese momento estaba dispuesta a responderle.
Le dije, “Bodhisattva” es una palabra sánscrita que ha sido traducida, como las personas con el espíritu del Camino, y también como los seres con la conciencia despierta. El espíritu del Camino significa el siempre conducirse respetuosamente, respetando y amando universalmente a todas las criaturas, sin desdeño.”
“Y ¿qué es el Camino?” Preguntó.
El camino o Camino Último es un recurso, o una técnica, o un medio; los practicantes lo aceptan y sostienen por ese nombre. El Buda expone la enseñanza, para que a través de ella o ese recurso o esa técnica, originar en todas las personas el estar inspirado hacia la iluminación, realizar la verdad no-creada, y lograr el Camino Insuperable.
El Buda dice en el sutra diamante, que los falsos pensamientos en la naturaleza de los seres vivientes son numerosos. Esos falsos pensamientos, diría yo, son el mirar las cosas con puntos de vista relativos. Él sigue diciendo que todos los seres vivientes tienen su naturaleza búdica oscurecida por el incesante aparecer y desaparecer de los falsos pensamientos, y no logran la libertad. Si puedes verdaderamente y correctamente practicar la práctica sin forma y sin fijación de prajnaparamita – expuesta en el Sutra Diamante – en cada momento de pensamiento, realizas que las faenas mundanas de los falsos pensamientos no son otras que la pura naturaleza de la realidad. Como te dije antes, lo relativo y lo absoluto es lo mismo y la unidad.
Cuando no hay faenas mundanas en la mente, entonces este es el universo de Buda; si hay faenas mundanas en la mente, éste es el universo de los seres ordinarios.”
“¡Uh! Eso es mucho para mí. Explícaselo a otro que lo pueda entender mejor y sigamos caminando, quiero comprar un libro para leer esta noche”, me dijo.
Hice silencio pues no quise insistir en algo que es, que está ahí siempre vigente, y que no necesita ser visto desde el exterior: la naturaleza pura de la realidad. ¿Qué había que explicar? Nada. Pensé que esa verdad era, y nada más. Que la pura naturaleza de la realidad era el todo, la unidad; y que por lo tanto los trabajos o faenas mundanas no eran necesarios para comprender ‘la verdad’. Que cuando no hay trabajos mundanos en la mente, buenos o malos, o sea que no hay dualidad, que no existe lo correcto ni lo incorrecto, ahí se experimenta la bienaventuranza constante, y que cuando las faenas mundanas existen, de cualquier clase, cuando la dualidad existe, la consecuencia es el sufrimiento y la felicidad, el ir y el venir, lo bueno y lo malo. Cuando aceptas y sostienes esta enseñanza, el velo (de la mente) se levanta y ves... Por lo tanto todo es y no-es. En otras palabras más comunes, todo es relativo y absoluto a la vez. Lo relativo y lo absoluto es lo mismo. Es sólo la mente activándose en cada modo. Es sólo ella.
El Maestro Zen Hsuan Chuen de Yung Chia, el Sucesor del Dharma Sucesor de Hui-Neng, dijo en su ‘Himno a la Iluminación’:
Si las personas activan la mente viviendo en la forma, en el yo, en la persona, en el sonido, en el olor, etc., ellos viven en la dualidad y por lo tanto hacen surgir los sentimientos de objeción y atracción hacia los objetos de los seis sentidos, por esa deficiencia en activar la mente en la forma, esas personas almacenan innumerables ataduras de hábitos que no las dejan ver su naturaleza búdica verdadera. Incluso, si ellos trabajan en prácticas variadas, como mantras, rezos, caridades, etc., no tienen forma de salir de esa dualidad, de liberarse. Y el Buda ha dicho que, “Todo eso es debido a la fijación de la mente en la forma”.
Seguimos caminando, mi esposo buscando libros para leer, y yo meditando internamente en todo lo que se había conversado y en como la conversación me había hecho pensar y comprender.
“La forma es vacío y el vacío es forma, la forma no es diferente al vacío”, le dijo el Noble Avalokitesvara, el bodhisattva de la compasión, al Venerable Shariputra en el Sutra del Corazón del Prajnaparamita. “Nada aparece ni desaparece, ni es puro ni impuro, ni se aumenta ni se disminuye”, siguió diciendo el Noble Avalokitesvara; puesto que no hay logro que obtener, vivamos de acuerdo al prajnaparamita.
Yo sé, me dije para mí misma, pensando acerca del significado del Prajnaparamita, que si practico constantemente, momento a momento, lo que el Sutra Diamante y el Sutra del Corazón dicen, o sea, imaginándome que todas las cosas son vacías [la forma es vacío] sin pensar asirme a los apegos, y en alerta constante y fijamente observando, sin tener ninguna negligencia, y nunca dándome por vencida, progresaré en mi propio momento a momento. Eso es vivir de acuerdo al prajnaparamita. Si conoces la verdad tienes que vivir de acuerdo a ella; si no lo haces es porque dudas, o porque la has tomado muy a la ligera, y si eso es así, es porque no la conoces verdaderamente. Entonces me acordé de lo que D. T. Suzuki dijo, “El Zen no es un pasatiempo, sino la tarea más seria de la vida”.
De pronto oí una voz que me llamaba, “¿en qué piensas?, ¿Estás ahí?”, Me dijo mi esposo, “Pareces un robot caminando y mirando sin mirar. ¿Has visto estos libros, los quieres comprar?”
No, le respondí, si ya terminaste seleccionando tus libros, podemos irnos, se me ha ocurrido una gran idea que quiero escribir. Entonces, después de haber pagado los libros que él había escogido, nos dirigimos al automóvil y fuimos directamente a casa a escribir lo que estoy comunicándoles a ustedes. ¡Oh, qué maravilloso es el Zen!
Ya eran como las cinco de la tarde y me dispuse a preparar la cena.
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Martes, 05 de febrero de 2002
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