¡Nadie quiere estar solo, somos una sociedad que le tenemos pánico a la soledad!
Analicemos qué es la soledad. ¿Por qué las personas desean vivir constantemente acompañadas? ¿Qué es lo que las impulsa incluso a la violencia con tal de tener alguien al lado, ya sean seres queridos o no tan queridos? ¿Por qué ese afán de participar constantemente en reuniones para no permitirse ni un segundo de soledad o de recogimiento?
Cuando hablamos de retiro, aislamiento, incomunicación, destierro, clausura, recogimiento, en fin, tantas palabras que tendemos a asociar con la palabra soledad, todas, absolutamente todas insinúan tristeza, sufrimiento y depresión. Y es importante que nos detengamos a observar el por qué de esta tendencia.
He escuchado muchas veces a mi madre, a mi abuela y a todos los miembros adultos de mi familia decir: - No quiero vivir en soledad, prefiero la muerte' - ¿No es esto horrible?
Tiempo atrás, escuché en un programa de televisión, uno de esos populares 'talk-shows' en los cuales entrevistan personas y que van dirigidos a audiencias masivas en toda la América Latina y a la población hispana de los Estados Unidos, a una señora que llorando a mares decía - prefiero morir en las manos de mi hijo que a diario me masacra, me patea y me golpea por puro gusto, antes que quedarme sola, ya que en ocasiones me ha amenazado con irse de la casa. Lloraba, no por la violencia que experimentaba a diario, sino de imaginarse la soledad que iba a enfrentar cuando el hijo y la nuera cumplieran su amenaza de mudarse a otra parte, no sin antes recordarle que lo hacían porque la odiaban. Quería vivir con ese par que la maltrataban, masacraban, humillaban y despreciaban. ¿A qué podía obedecer tal decisión?
Muy pocas son las personas con las que me he encontrado que me han dicho que les gusta la soledad.
El primo de un amigo de mi esposo, con un matrimonio de cuarenta años y separado hace cinco, añora volver con su ex esposa, quien lo botó a patadas de la casa por una razón de menor cuantía (no fue adulterio, ni abuso, ni nada por el estilo). Espera que después de cinco años, ella lo acoja en su seno y le diga - nada ha pasado, todo sigue igual. Aunque los hijos ya sean adultos, los vamos a mantener aquí en casa. Yo me pregunto, ¿qué es lo que le pasa a toda esta gente?
Mi vecina vive con su hijo de sesenta y siete años, quien se ha divorciado cinco veces, sin duda porque la madre siempre ha querido vivir a su lado en todos sus matrimonios. ¿Qué es lo que está pasando aquí?
¿Y qué decir de los niños? El hijo de una amiga, tiene que dormir 'todas las noches' con papá y mamá, porque no puede estar solo en la habitación. La pregunta ahora sería... ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?
La soledad y el silencio son cosas prohibidas hoy en día. Cuando no hay nadie con quien hablar, con quien 'entretenerse', hay que poner la televisión, el radio o algo que mantenga el oído y la vista entretenidos. Si yo no fuera una Budista decente, diría - ¡Al diablo con el entretenimiento!
El entretenimiento nos mantiene la mente embotada y la voluntad suprimida. Más que entretenernos buscamos distraernos, distracción que nos aparta de la posibilidad de iniciar una búsqueda individual verdadera.
Todas estas situaciones son resultado del apego. El apego a la madre, a la familia, a la comida, al entretenimiento, a la autocomplacencia, ¡Apego! ¡Apego! ¡Apego!
El apego es el deseo descontrolado de continuar con lo que creemos nos hace feliz; y entonces queremos más y más y más.
No hay nada malo en estar acompañados, pero tenemos que comprender que una compañía permanente la cual creemos nos produce felicidad, nos está separando de la práctica requerida para poder comprender la verdad.
Tenemos que usar nuestro tiempo valioso para crecer en la verdad y la luz.
Hablar y escuchar siempre lo mismo, como un disco rayado, es eso, un disco rayado.
Esa señora que prefiere estar al lado de su hijo abusador a estar sola, tiene que comprender que en ese caso la soledad sería para ella una bendición. Podría liberarse del abuso y llevar una vida en paz. Pero no lo comprende, tiene una gran dependencia y un fuerte apego hacia esa persona a la que ella llama 'hijo', pero que de eso no tiene nada. ¡Apego! ¡Apego! ¡Apego! Es todo lo que nos separa de la visión correcta.
En cuanto al primo del amigo de mi esposo, en lugar de rehacer su vida y dejar el pasado atrás, quiere traerlo de nuevo al presente. Pero eso es imposible. El apego a los cuadros mentales del pasado le hacen la vida miserable. ¡Apego! ¡Apego! ¡Apego! Es todo lo que nos separa de la visión correcta.
Respecto a los niños, espero que los que están leyendo este relato tomen conciencia. Los niños necesitan supervisión, ¡sí señor! todo el tiempo; pero no necesitan entretenimiento todo el tiempo. Deben aprender a hacer actividades por ellos mismos. Actividades como leer, armar juguetes, ayudar en las labores del hogar y así actividades por el estilo. El entretenimiento para ellos debe ser medido. Un exceso de televisión o computadora sería separarlos de su yo interno. Aprenderían solamente a mirar al exterior. ¡Y eso sí que sería una pena! Su interior estaría vedado para ellos. Esa vida interior maravillosa que hay que desarrollar desde pequeños. Esa vida interior, que no solamente es un refugio, sino que sirve de pauta para la exterior. Una vida interior guiada por un buen padre y una buena madre es un regalo Divino.
"En el Sutra del Corazón del Prajnaparamita o 'El Sutra de la Esencia de la Perfección de la Sabiduría', influido por el Buda, el Venerable Sariputra le preguntó al Noble Avalokiteshvara, - ¿Cómo debería proceder un hijo o hija de noble familia que desea ejercitar la profunda prajnaparamita o perfección de la sabiduría?"
"Consultado de este modo, el Noble Avalokiteshvara, el bodhisattva de la compasión, le dijo al Venerable Sariputra, - Oh Sariputra, un hijo o hija de noble familia que desee ejercitar la profunda prajnaparamita, debería comprender que los cinco skandhas o los cinco agregados o componentes (la forma, el sentimiento, la concepción, el impulso y la conciencia) carecen de naturaleza. La forma es vacío, el vacío es forma. La forma no es diferente al vacío, el vacío no es diferente a la forma. De igual modo, las sensaciones, las percepciones, los impulsos y las emociones, y la conciencia también son vacío. Así, Sariputra, todos los dharmas están caracterizados por el vacío; no aparecen ni desaparecen, no son puros ni impuros, no aumentan ni disminuyen. Por lo tanto, Sariputra, en el vacío no hay forma, ni sensaciones, ni percepciones, ni impulsos, ni emociones, ni conciencia; ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente; ni color, ni sonido, ni olor, ni sabor, ni tacto, ni dharmas; ni vista, y así hasta ni pensamiento; ni ignorancia, ni fin de la ignorancia, y así hasta ni vejez ni muerte, ni fin de la vejez ni fin de la muerte; ni sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni cesación del sufrimiento, ni camino; ni conocimiento, ni logro, ni no logro. Por lo tanto, Sariputra, puesto que los Bodhisattvas no tienen logro, viven de acuerdo a la prajnaparamita."
"Cuando no hay oscurecimiento de la mente, no hay miedo. Se transciende la ilusión y se alcanza el nirvana completo. Todos los Budas de los tres tiempos, por medio de la prajnaparamita, despertaron totalmente a la iluminación insuperable, verdadera y suprema. Por lo tanto, el gran mantra de la prajnaparamita, el mantra de la gran comprensión, el mantra insuperable, el mantra inigualado, el mantra que calma todo el sufrimiento, deberá ser conocido como verdad, puesto que no hay engaño. El mantra de la prajnaparamita dice así:
Así que, ayudémonos tanto a nosotros mismos como a los que están bajo nuestra supervisión. Promovamos la visión y el oído, claro está, ambos internos. Oremos y meditemos con nuestros hijos y nuestros ancianos. Vivamos en el Prajnaparamita, en la Perfección de la Sabiduría. Estoy segura que después de una buena oración y una buena meditación habrá muchos que nos lo pidan de nuevo, y de esa forma no reclamaremos la compañía de otros, sino que la tendremos en abundancia.