Yo había estudiado Zen durante mucho tiempo, pero cuando me ordené en el año 2001 en la Orden budista Zen de Hsu Yun, empecé a prestar particular atención a las enseñanzas de Hsu Yun. El libro “Nube Vacía: Las Enseñanzas de Hsu Yun” resultó ser el aguijonazo que me llevó a querer profundizar aún más en la búsqueda de mi misma; ¡tanto así me había impactado su lectura! Leí el libro, una y otra vez, tratando de entender el significado de ‘'Vacío”. Era duro para mí de comprender. ¿Cómo podía yo estar vacía y al mismo tiempo ser una persona compasiva? Yo pensaba que para ser compasiva, tenía que estar llena de sentimientos de amor, bondad, para todo y para todos.
Una y otra vez, me esforcé por medio de los mismos pensamientos lógicos de llegar a una explicación de cómo podía ser esto posible. De repente, después de muchas lecturas y meditaciones, de meses de estar sumida en la más profunda nebulosa, la respuesta me llegó como un rayo. La respuesta estaba ahí mismo. La había tenido dentro de mí durante todos estos años que había dedicado a la enseñanza de las matemáticas.
He sido maestra de matemáticas durante la mayor parte de mi vida. No sólo enseñándolas como asignatura, sino que también, observando que entre las matemáticas y la vida misma existen grandes similitudes. Pero nunca antes las había asociado concientemente entre si: Zen; Nube Vacía; las Enseñanzas; Buda; Amitabha; Meditación; Concentración; La Ley de la Causalidad; Las Reglas de Disciplina; El mantener una fe inquebrantable en la existencia del Buda mismo; La determinación para tener éxito con cualquiera que sea el método que se elija. Todas estas palabras eran para mí ideas separadas de cualquier clase de idea práctica acerca del funcionamiento del mundo. ¡Y de repente vino a mí! Son todas lo mismo: ¡demostraciones perfectas de las leyes del universo!
Las matemáticas son un lenguaje, el lenguaje de los números, el tamaño y las formas. El Zen es un lenguaje, el lenguaje de la realidad; un lenguaje que no tiene palabras, sólo ideas, ideas perfectas para poner en práctica de manera similar a como ponemos en práctica las matemáticas.
Cimentando la base para el conocimiento técnico y ayudando en la aplicación práctica del conocimiento existente, las matemáticas ofrecen ventajas ilimitadas para el entrenamiento mental.
¿Y qué hay acerca del Zen? ¿No es verdad que el Zen ofrece ventajas ilimitadas para el entrenamiento mental? Si nosotros consolidamos un pilar de conocimiento, este nos ayudará y nos brindará ventajas ilimitadas y entonces, podremos vivir nuestra vida en perfecto equilibrio y balance con la realidad.
También, las matemáticas consisten en operaciones de suma, resta, multiplicación y división de un tipo de números representados por los dígitos 0, 1, 2, 3, 4… 9. Usando estas operaciones o combinaciones de ellas, estaremos en condiciones de resolver muchos problemas.
¿Y el Zen? No es verdad que el Zen consiste en operaciones que nos conducen no sólo a resolver muchos problemas sino todos los problemas. ¿Y qué acerca de los dígitos? ¿Y del Cero [0]? ¿Qué hay respecto al conjunto vacío? ¿No es necesario entender el conjunto vacío para entender el concepto de los otros dígitos como el 1, 2, 3, 4… 9?
El Rev. El Chan Zhi Shakya me escribió una vez, “las Personas piensan que ‘vacío’ significa ‘nada’, pero en un contexto espiritual, lo significa todo. Estar vacío no quiere decir no tener nada. Lo que quiere decir es estar desprovisto de la identificación con el ego. Así, cuando nos vaciamos, nos llenamos del universo... nos llenamos del todo. Reconocemos que estamos como en un holograma en el cual cada punto del universo contiene a todos los otros puntos en él - una experiencia trascendental difícil de plasmar en letras...”
Entonces entendí lo que realmente quería decir.
Entonces cruzó por mi mente... ¿no es eso lo que estuve haciendo con mis alumnos durante todo ese tiempo? ¿Hacerles comprender lo que es el conjunto vacío?
En ese momento, conocí el significado de Nube Vacía. Entendí que nosotros tenemos que estar vacíos para realmente entender eso que es todo. Vacío de odio, vacío de amor, vacío del mal y vacío de bondad, vacío de ataduras y vacío de separación, vacío de apegos y desapegos, vacío, vacío, vacío. Y entonces, tener perfecto control de nosotros mismos y así decidir sobre lo que será nuestra vida. Cómo, cuándo, dónde… ¿con qué llenaremos estos interrogantes?… Nosotros podremos entender la ley de causalidad y hacer lo que es correcto para cada uno de nosotros. No habrá más consecuencias indeseadas; viviremos en el Nirvana.
Cuando nosotros podemos ver y podemos entender, la importancia de la idea del número general no puede ser enfatizada en exceso. Necesitamos saber matemáticas para funcionar en el mundo, pero para funcionar en la realidad, estar en paz, para entender la relación de hombre con el universo y del hombre con otros seres humanos, es totalmente necesario conocer el Zen. Sería imposible enfatizar más la importancia del Zen. Como diría el Maestro Hsu Yun, “¡Sería imposible subrayar más, la importancia del Zen!”